viernes, 27 de julio de 2012

H. MAXIMO (Rafael) PEREA PINEDO

Infancia, juventud y vocación a la Vida Religiosa
A las 3 de la madrugada del día 24 de octubre de 1903 nacía el cuarto hijo de Sandalio Perea y Saturnina Pinedo en el pueblecito de Múrita, perteneciente a la Junta Municipal del Valle de Losa (Burgos). Recibió el Bautizado el mismo día 24 de octubre, recibiendo el nombre de Rafael.
La familia se dedicaba a la agricultura y tenía una profunda piedad cristiana, por lo que dio a sus hijos una sólida formación cristiana y una iniciación a la vida de piedad; como expresión de lo que se vivía en el hogar, el mayor de los hermanos, Eduardo, en septiembre de 1909 dejó el hogar familiar para prepararse como Misionero Redentorista.  Contaba Rafael contaba 8 años, recibió la Confirmación en el cercano pueblo de Orduña (Vizcaya) el 31 de marzo de 1911. Recibió la Primera Comunión  y en su pueblo se convirtió en el monaguillo indiscutible.
Iglesia de Múrita
Estando de misiones en un pueblo cercano el redentorista R.P. Aniceto Orive, lo animó a hacerse misionero. Desde entonces ya no pensó más que en ir a El Espino (Burgos), el Seminario de los Redentoristas de España, donde antes le habían precedido su hermano Eduardo y su primo Daniel Pinedo, que para entonces se encontraban ya en el noviciado. Y allí llegó un 13 de septiembre de 1915. Después de 3 años, tuvo que salir pues le costaba el estudio y tenía un grave problema de vista en tal grado que temieron que, con el tiempo, podría quedarse ciego; por eso, con gran sentimiento suyo, tuvo que volver a su casa el 8 de septiembre de 1918.
En Murita hizo de sacristán hasta que, un año después, sus padres lo llevaron a Valladolid y lo colocaron como recadero en el Colegio de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Allí se ganó las simpatías de los Hermanos, que pusieron en él las mejores esperanzas, seguros de que terminaría por quedarse con ellos.
Pero Dios le tenía preparada una sorpresa a Rafael: el 19 de febrero de 1921 se ordenaron de sacerdotes su hermano y su primo, en Astorga (León). Con esa ocasión acudió junto con su familia, y viajó desde Valladolid a Astorga; en una entrevista con su hermano neopresbítero, quedaron que este hablaría con el Prefecto para que ingresara en la Congregación del Santísimo Redentor  en calidad de Hermano coadjutor. Pronto le escribiría dándole la respuesta afirmativa. La alegría de Rafael fue inmensa, al ver colmadas sus aspiraciones de ser religioso.
Vida en la Congregación del Santísimo Redentor
Familia día de la Ordenación de su hermano y primo
Rafael llegaba a Nava del Rey (Valladolid) el día 15 de abril de 1921; llegaba a Nava del Rey (Valladolid) y el 26 de febrero de 1922 vestía el hábito Redentorista, adoptando el nombre de Máximo; bajo la dirección de su maestro, el R.P. Rafael Cavero, culminó el noviciado, profesando el 27 de febrero de 1923.
Su vida como Misionero Redentorista de desarrolló fundamentalmente en las casas de Astorga y Madrid, sirviendo a sus hermanos en los oficios de cocinero, portero, sacristán y ecónomo. Si en algo destacó fue que era un hermano servicial y habilidoso, querido en la comunidad. Después de su profesión fue destinado a la comunidad madrileña de San Miguel; en agosto de 1925 fue a El Espino (Burgos) para hacer el Segundo Noviciado, que terminó con su Profesión Perpetua el 27 de febrero de 1926.  
H. Máximo con su hermano el P. Perea
En El Espino quedó como Hermano cocinero hasta mayo de 1927. El 23 de mayo de 1927 fue destinado a la comunidad de Astorga (León) como portero, sacristán y ecónomo. Salvo unos meses en 1928 y 1929 que estará ayudando como peón de albañil en el Espino y Santander, en Astorga (León) estará hasta  junio de 1933. El 28 de junio de 1933 va destinado a Madrid, al Santuario del Perpetuo Socorro, como portero y ecónomo. En Madrid permanecerá hasta el día de su muerte.
Para cuantos le conocieron, destacó por su carácter bueno, afable y abierto, su prudencia y recto juicio  y su laboriosidad e ingenio; a esto une la abnegación, la obediencia, la modestia y la piedad.

Pasión y martirio
El H. Máximo salió de la Residencia del Perpetuo Socorro de Madrid el 20 de julio de 1936 y fue a hospedarse con el P. José Mª Urruchi, en casa de D. Roberto González Nandín, número 3 de la calle de Manuel Silvela. A los pocos días, debido al peligro que corría en la casa de Dª Emilia Alcázar el H. Pascual, se intercambió con él.
A los pocos días salió de allí, y se dirigió hacia la casa de la Sra. Ana Mª Sánchez, viuda de Montenegro en la calle Jenner, nº 5, 2º izquierda donde coincidió con el R.P. José Morán. Por estas fechas aún no conocía el miedo y salía con frecuencia a la calle, pero varios encuentros con los milicianos y le hicieron perder la serenidad. Después de un registro en la esta casa, tuvo que salir sin rumbo cierto en busca de otro refugio.
A primeros de agosto se le ocurrió llamar a la lechería de D. Juan Redondo, en el número 16 de la calle Juan de Austria. El lechero junto a su esposa, tres hijas y nietas, le dijo que podía ir, pero que entrara de modo que nadie se percatara de su presencia. Así lo hizo y allí permaneció hasta el 24 de septiembre de 1936 en que, por fallecimiento del dueño, tuvo que cambiar de refugio. En ese lugar coincidió con el P. Jorge Cámara, también redentorista.
Cuando el H. Máximo salió de aquel hogar, se hospedó ese mismo día en la pensión situada en la calle de Santa María nº 45. Allí estuvo hasta las 2 de la madrugada del 2 de noviembre, día en que se lo llevaron preso los milicianos, tal como lo precisa el dueño de la pensión, D. Federico García: “el 2 de noviembre en un registro a la pensión de los milicianos se lo habían llevado y que ya no se supo más de él”.
Junto al H. Máximo se llevaron también a un joven llamado Ángel Bellot, pero éste regresó a las 4 de la madrugada. Éste contó que fueron llevados a una Comisaría, y después a la checa de Fomento; allí fueron sometidos a interrogatorio, y  el Hermano dijo que era albañil. Pusieron en sus manos una pala y le mandaron hacer mezcla. Salió mal de la prueba. Entonces dijo que era labrador; pero no tenía manos de labrador. Por fin declaró lo que era: reliigioso. El policía, que volvió a la pensión acompañando al joven Ángel Bellot, dijo que el Hermano lo pasaría mal por haber tratado de engañarles. Nada más se supo de él.
En la mañana del día 3 de noviembre de 1936, su cadáver fue recogido en Ciudad Universitaria de Madrid. Nadie reclamó el cadáver, por lo que pasó a engrosar los listados de cadáveres sin identificar. Llevado al Anatómico forense, le practicaron dos fotografías y adjuntaron a ellas los datos del cadáver. Recientemente, mediante un estudio forense se ha podido descubrir la identidad del cadáver como perteneciente al Siervo de Dios. El Médico forense afirma que el rostro está muy desfigurado por el sufrimiento del que fue objeto y de la desnutrición propia de una persona que llevaba unos meses mal nutrido.
El cadáver fue llevado al Cementerio del Este (hoy de la Almudena) de Madrid, e inhumado el día 5 de noviembre de 1936 en la sepultura temporal situada en el cuartel 14N, manzana 39, letra E, cuerpo 13ª; fue exhumado en 1948 y vuelto a inhumar en otra sepultura temporal situada en la meseta 5ª, cuartel 1, manzana 79, nº 6.  Finalmente fue exhumado el 9 de noviembre de 1961 y conducido a Cuelgamuros, a la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos (Madrid), donde descansa en la Capilla del Santísimo.

ORACIÓN
(PARA USO PRIVADO)

Por mediación del S. de Dios H. Máximo Perea

Padre, que llamaste a tu hijo Máximo a la vida Religioa y lo condujiste por el camino de la humildad y el servicio, te pido por su intercesión, me concedas tu espíritu de humildad para caminar en mi vida guiado por el servicio desinteresado a mis hermanos con total gratuidad. Por Jesucristo nuestro Señor.


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