Infancia y vocación
Vilayuda era un pequeño pueblo cercano
de la Cartuja de Miraflores, también llamada La Ventilla, distante unos 4 km de
la ciudad de Burgos. A finales del S. XIX, momento en el que comienza esta
historia, era muy pequeño. “Sus
habitantes, labradores y obreros, gente sencilla y buenos cristianos, vivían
sin las perturbaciones y preocupaciones actuales. Trabajaban sus campos y
cumplían fielmente los deberes de cristianos, asistían a misa, no solo los días
de precepto, sino también los de labor, especialmente las mujeres. En Navidad
cantaban las misas pastorelas, con varios instrumentos, que ensayaban en la
casa del Sr. Párroco, hasta que fueron suprimidas. En cuaresma asistían a la
iglesia, al rezo del rosario y visita de altares, al anochecer; y los domingos,
además del Via – Crucis que cantaban a todo pulmón. También se cantaba la salve
popular al terminar el rosario” (M. Pilar Renuncio Toribio O.S.B., Memorias sobre su familia e infancia de
su hermano Vicente).
Allí vivía D. Nicasio Renuncio Manzanedo
con su familia, en el número 21 de la Calle Mayor. Tiempo atrás, sus
antepasados habían trabajado en el palacio que hay en el pueblo para el Conde
de Villariezo; pero él se dedicaba a cultivar la tierra. Había quedado viudo a
los 41 años de su primer matrimonio, de cual tenía 3 hijos; en segundas nupcias
se había casado con una muchacha del vecino pueblo de Gamonal llamada Ignacia
Toribio. De este matrimonio nacieron 7 hijos, de los cuales sólo 4 llegaron a
la edad adulta. El ambiente de la familia era muy religioso, y de exigencia,
por lo que todos procuraron estudiar.
A las 12 del mediodía del 11 de
Septiembre de 1876 vino al mundo en el domicilio familiar el segundo de los
varones de Ignacia. Recibió el bautismo al día siguiente en la Iglesia
Parroquial del pueblo dedicada a San Vicente Mártir, con los nombres de Nicasio
Vicente. Ese mismo año, el 14 de noviembre recibirá el sacramento de la
Confirmación en la Parroquia de San Lorenzo de Burgos.
Nicasio Renuncio e Ignacia Toribio con sus hijos (Vicente es el 2º por la izquierda de la fila trasera) |
Vicente nació después de dos niños
que murieron pronto; por eso su madre tuvo con él un trato especial; quiso que
le llamaran Vicente para evitar confusiones como mi padre se llamaba Nicasio. Lo
consagró muy pequeño a la Sma. Virgen;
el sexto sentido de la madre la hizo presentir que iba a ser hijo de
predilección.
Vicente fue creciendo, se matriculó
en la escuela, pero desde niño destacó por ser respetuoso, obediente y piadoso;
aunque la característica que le acompañará desde su infancia hasta su muerte y
por la que destacará toda su vida será la de trabajador; siempre tenía que
estar haciendo algo. Aunque le costaba mucho el estudio, lo tomó con entereza y
tesón.
Pronto sintió la llamada para ser
sacerdote. Tocó a la puerta del seminario de Burgos y de los jesuitas. Pero
conocidos los Redentoristas en la misión de Agés (Burgos), uno de los
misioneros, el P. Burhel, animó a sus
padres a pedir el ingreso en El Espino, Jovenado de los Redentoristas en
España. Y en esta institución fue acogido el día 13 de septiembre de 1889.
Allí estuvo seis años, mostrándose
de carácter serio y muy austero. En el viaje de El Espino a Nava del Rey
(Valladolid) para comenzar el noviciado, le permitieron quedarse un día en casa
de sus padres. Aquella noche durmió en el suelo. No se hacía a la cama de
colchón, después de varios años de dormir sobre paja. Más tarde, en el trato
con la gente sencilla, durante las Misiones, sin perder su seriedad, se hizo
más expansivo.
Vida como Misionero Redentorista
Vicente de misacantano |
Después de un mes como postulante
en la Casa-Noviciado, viste el hábito redentorista el 8 de septiembre de 1894;
bajo la tutela del Maestro el P. Colloud hizo su noviciado, y profesó el 8 de
septiembre de 1895.
Tras su Profesión pasó a la casa de
Astorga (León) a realizar sus estudios teológicos. Para sacarlos necesitó de
tesón y trabajo; pero nunca le faltaron esas características. Terminados sus
estudios teológicos se ordenó de presbítero el 23 de marzo de 1901.
Su primer destino como Misionero
será Nava del Rey (Valladolid). En abril de 1902 es destinado a El Espino
(Burgos) y hasta 1906 será profesor y socio del Director del jovenado, el P. Marcelino Gil . El año 1909 retoma su
tarea como misionero, primero en Astorga (León) y después en El Espino (Burgos).
Intervino grandes misiones como la de Daroca y en la célebre de Peñacastillo
con el P. Sarabia. Como misionero destacó por su bondad, sencillez y entrega a
las todas las personas, especialmente a aquellas más sencillas.
Foto de la comunidad del Espino en 1909. |
En 1909 vuelve de nuevo al Jovenado
de El Espino como Socio del Director y profesor de materias accesorias. Para el
P. Director fue una ayuda formidable: por su sencillez y cercanía se hacía
querer de muchachos y por su entrega y capacidad de trabajo de sus compañeros y
director.
En 1912, por sus habilidades para
las cosas prácticas y administrativas es destinado a Madrid para hacerse cargo
de la Revista; mantendrá esta responsabilidad hasta 1918. En ese año queda
adscrito al Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid; por su carácter
organizativo y liturgista y con preparación en el canto gregoriano, se hará
cargo del culto de la Iglesia con el cargo de Prefecto; junto con el P.
Sarabia se responsabiliza de la
catequesis del Santuario. Otro ministerio pastoral fue la de visitar a los
enfermos y ancianos, por lo que muchos aún le recuerdan. Mantendrá este cargo
de Prefecto de iglesia hasta 1936. Era incansable; y aunque se trabajo
fundamental era el Santuario, compaginará este con algunas campañas misioneras,
como la de Las Hurdes (Cáceres) de 1922.
Recuerdo de las Misiones de las Hurdes (Firma del P. Vicente Renuncio) |
Para sus superiores fue una persona
de confianza por su prudencia, humildad, sencillez y discreción como muestran las
responsabilidades de gobierno que se les confió a lo largo de su vida. En 1915
es nombrado Consultor local del Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid. En
1923 va a la fundación de Carmona como admonitor y ministro. Vuelve en 1924 a Madrid, de nuevo como
Consultor local. En dos ocasiones el P. Provincial José Machiñena lo elige como acompañante en
la visita canónica, en septiembre de 1933 y durante el verano de 1935.
Para los que le conocieron quedó patente
su seriedad, su cercanía, su bondad, su tenacidad en el trabajo y su piedad.
Aventuras en medio de la persecución y prisión de Vicente
En el centro de la imagen, debajo de la bandera, los PP. Renuncio (izq) y Sarabia (der). Publicada en Revista PS. año 1934 |
Se hospedó en el domicilio de las
hermanas Salinas, en el número 5 - entresuelo de la calle Carranza, cerca de la
Glorieta de Bilbao. Al poco tiempo salió y el 24 de julio lo encontramos en la
Plaza Olavide, nº 5, 2º izq., en casa de Doña Dolores Rosado, donde permanece hasta
el 8 de septiembre, con algún intervalo en que fue a hospedarse a casa de una
resobrina Anita Balbas casada con Tomás Barroso y domiciliados en la C. Hortaleza
nº 96, 1º izq. No podía parar quieto; todos los días solía salir para celebrar
la Eucaristía y ejercer el ministerio, especialmente atendiendo a enfermos;
hasta que un día fue reconocido en la calle por los niños de la catequesis,
ante lo cual comenzó a sentir miedo y se deshizo de su documentación.
El 11 de septiembre, después de
haber superado las primeras semanas de la persecución, decidió alojarse a una
pensión situada en el número 9 de la calle Malasaña. Pero sin la documentación,
sin saber la dueña de quién se trataba, calló en manos de la policía en el
primer registro. Fue detenido el día 17 de septiembre de 1936, y llevado a la
Comisaría de Chamberí, y de allí a la Dirección General de Seguridad; y el día
18 de septiembre de 1936 ingresaba en la Cárcel Modelo, y era asignado a la
galería 2ª, a la celda nº 2.
Al ingresar en la cárcel, creyendo
que podría pasar desapercibido, ocultó su verdadera identidad; haciendo un
juego moral, adoptó por nombre el primero de pila que nunca usó, Nicasio, el 3er y
4º apellido, Manzanedo Arnáiz. Con ello, sin faltar a la verdad, escondía su
identidad usada hasta ese momento. En cuanto a su ocupación laboral, dado que
había estado en la
Administración de la Editorial de El Perpetuo Socorro, se presentó
como dependiente de comercio.
En la celda coincidió con el
abogado D. José Rumbao Conde, con el que travó una verdadera amistad; con ellos
compartía la celda el canónigo de Toledo D. Agustín García Güisasola, quien
escuchó al P. Renuncio en confesión y se confió al ministerio de él, y nos dejó
escrito lo siguiente sobre él: “siempre afable y bondadoso, revelando una gran
vida interior, prestó su ministerio a muchos presos; más de una vez hablamos
del final de aquellas tristes jornadas y siempre se manifestó sereno y
tranquilo”. Con ellos coincidió también el P. José Machiñena, superior de la Comunidad
redentorista del Perpetuo Socorro.
Martirio
del S. de Dios Vicente Renuncio
Las tropas sublevadas llegan a las
puertas de Madrid, y ante el avance, el Gobierno de la República, a última hora
del 6 de noviembre de 1936, abandona Madrid camino de Valencia; deja Madrid bajo
la tutela de la Junta de Defensa Nacional. Reunida ésta y descubriendo el
número elevado de presos por motivos políticos o religiosos que están en la
Cárcel Modelo, deciden hacer algo: deciden un traslado a Valencia, que se va a verificar
como una matanza masiva y organizada de los presos.
En la madrugada del 7 de noviembre,
en cada Galería de la Modelo comenzaron a leer en voz alta los nombres que
figuraban en una lista; se trababa de un simple traslado de presos, según dijeron
a los ordenanzas. A José Rumbao, como ordenanza, fue el encargado de leerla en
la Galería 2ª; entre ellos leyó “Nicasio Manzanedo Arnáiz”. Vicente se
sorprendió, pero su amigo ordenanza le animó ya que sólo se trataba de un
traslado de presos. El Siervo de Dios le pidió un poco de tiempo y quedarse un
rato a solas con su Superior.
Vicente se confesó con el P.
Machiñena, y ante él renovó los votos. Al despedirse de su amigo Rumbao le
dijo: “Ya estoy preparado. Cuando usted quiera amigo. Ya no me preocupa lo que
pueda suceder”. Y en voz baja añadió: “Ya me he confesado. Si voy a otra
prisión, ya le escribiré. Sino, ya nos veremos en el cielo”. Al salir de la
celda exclamó con ánimo resuelto: “Ofrezco mi vida por mis cohermanos de
España, por toda la
Congregación y por la desventurada España”. Salió de la Cárcel Modelo en la
saca del 7 de noviembre. No tuvieron más noticias de él.
Fosas de Paracuellos de Jarama. Plano de época (A. Hist. Nacional, FC-CAUSA GENERAL Lg. 1526,EXP.5 p. 220) |
Con el tiempo se supo que esa
expedición de presos habían sido
asesinados junto al arroyo de San José, en Paracuellos de Jarama (Madrid). Un
testigo presencial nos narra lo sucedido:
Los miembros de esta Primera saca de presos del día 7 de noviembre de 1936 fueron inhumados en zanja nº 1 del “Cementerio de los Mártires” de Paracuellos de Jarama según informa otro testigo:“Recuerda que 2 ó 3 días después de la huída de Madrid del Gobierno Rojo en Noviembre de 1936 fue el declarante en unión de Pedro Zimorra dando escolta a Federico Manzano, para el servicio que voy a relatar: se presentaron en la Cárcel Modelo alrededor de las cuatro de la madrugada y en ella penetró Manzano. Zimorra y el declarante se quedaron en el coche fuera de la prisión. A la puerta de esta esperaban cinco autobuses del Servicio Urbano de los de dos pisos, que fueron llenándose con presos maniatados que sacaban de la prisión. Iban partiendo los autobuses a medida que estaban llenos y cuando ya había partido el último salió de la Cárcel Federico Manzano y con él marcharon Zimorra y el declarante, tras de los autobuses hasta Paracuellos de Jarama. A las primeras luces del amanecer fueron extrayendo, por tandas, los presos de cada autobús quienes seguidamente eran colocados al borde de una gran zanja abierta a la izquierda del camino” (Pablo Andújar García, Declaración jurada ante el Tribunal de la Causa General de Madrid: AHN., FF.CC., Leg. 1526, Exp. 5, pp. 57-59).
"7 DE NOVIEMBRE DE 1936.- … llegó alrededor de las 9 de la mañana al “Arroyo de San José”, y vio que contra la ladera del cerro, o sea junto a la zanja número 1 del plano, había aproximadamente 200 cadáveres que presentaban señales de fusilamiento. Oyó decir allí que las víctimas procedían de la Cárcel Modelo y habían llegado a las ocho de la mañana de aquel día en autobuses de dos pisos de los del servicio público en Madrid y fusilados inmediatamente. Cuando llegó el declarante, ya no estaban allí los autobuses. Sólo vio a unos 12 ó 15 milicianos desconocidos, armados de fusil, que se dedicaban a quitar a los cadáveres lo que llevaban en los bolsillos y las mejores prendas de vestir. Entretanto, medio centenar de vecinos de Paracuellos cavaban la fosa número 1 hasta una profundidad de dos y medio metros. ... Aquella tarde enterraron en la fosa número 1 más de la mitad de los cadáveres. Los que quedaron insepultos fueron inhumados a la mañana siguiente, también en la fosa número 1, en la que recibieron tierra todos y sólo los cadáveres de la expedición allí matada en la mañana del anterior día 7” (Gregorio Muñoz Juan, Declaración jurada ante el Tribunal de la Causa General de Madrid; Madrid, a 24 de Septiembre de 1939: AHN., FF.CC., Leg. 1526, Exp. 5, pp. 1-4).
Vicente creyó que podía ocultar su
identidad cambiando de nombre y profesión para pasar desapercibido en la
persecución religiosa; pero no fue así. Llevaba demasiado tiempo en Madrid, más
de 20 años, en una iglesia céntrica, donde estaba al frente del culto y de la
catequesis; tuvo gran dedicación a la atención de enfermos; había estado
relacionado con comerciantes cuando estuvo al frente de la Administración de la Editorial ; era una
persona demasiado conocida para ciertos sectores de Madrid. Por otro lado no
podemos olvidar su porte, el de un hombre de 64 años, que desde su infancia
llevaba en ámbitos eclesiásticos. Sin embargo, cuando se vio avocado ante el
martirio no dudó, sino que ofreció su vida por la Congregación, la Iglesia y la
paz en España.
ORACIÓN
(PARA
USO PRIVADO)
Por
mediación del S. de Dios Vicente Renuncio Toribio
Padre, que concediste a tu Siervo Vicente vivir su vocación misionera y sacerdotal en medio de la persecución y la cárcel; y cuando se le pidió afrontar la muerte desde su fe, ofreció su vida por la Iglesia, la felicidad de sus compañeros redentoristas y la paz en España, y todo por el gran amor a Jesucristo. Te pido por su intercesión vivir la tan desprendido como él, para que también yo gaste mi vida por la felicidad de mi prójimo, la paz del mundo y todo por amor a Jesucristo, tu Hijo que vive y reina por los siglos de los siglos.
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