jueves, 3 de octubre de 2013

UNA POSIBLE LECTURA DEL CUADRO DE LOS MÁRTIRES REDENTORISTAS DE CUENCA



El cuadro bellamente pintado por Belén del Pino, nos presenta la vocación misionera redentorista vivida en Cuenca (que se presenta como escenario) y que es vivida de forma martirial. El puente de San Pablo se presenta a la par como en espacio de salida a la misión de anunciar el Evangelio y el martirio que abre la vocación de los seis redentoristas a identificarse plenamente con el Redentor. El puente identifica la misión y el martirio; toda vocación misionera está llamada a vivirse en dimensión martirial.

El grupo de los seis mártires están en movimiento, en itinerancia; caminan como comunidad de misioneros que salen de misión; una vez más, nos habla de la dimensión profética de la comunidad apostólica redentorista, llamada a unirse a Cristo Redentor y firmar con su vida aquello que anuncia en su mensaje.
Cada uno de los misioneros-mártires lleva  a la mano un elemento con los que identificar la vocación misionera: el H. Victoriano lleva en sus manos la Palabra de Dios, el P. Pozo la cruz misionera; el P. Goñi el icono del Perpetuo Socorro; y el P. Ciriaco Olarte el rosario. Cuatro  elementos que identifican esta vocación misionera. El P. Pedro Romero tiene las manos en actitud de recogimiento y oración, que recuerda la necesidad de la oración para vivir como misioneros. Por último, el grupo va precedido por el P. José Javier Gorosterratzu que lleva la palma del martirio; el horizonte martirial es el horizonte propio del misionero, que anuncia el Evangelio de Cristo en medio de cualquier circunstancia.
 
Por último cada uno de los mártires lleva el elemento que sintetiza algo importante de su vida. El P. Gorosterratzu lleva la palma por ser el cabeza del grupo. El H. Victoriano lleva el libro, por ser un misionero que predicó desde la escritura, traduciendo la palabra de Dios a los escritos  espirituales que compuso para la señora que dirigía. El P. Julián Pozo lleva la cruz, pues su vida fue un configurarse con Cristo en la cruz de la enfermedad. El P. Miguel Goñi lleva el icono del Perpetuo socorro, que intenta salvar como la mejor joya de la comunidad, por su devoción mariana. El P. Ciriaco Olarte está pasando las cuentas del rosario, recordándonos que cuando fueron detenidos acababan de celebrar la eucaristía y rezaban el santo rosario. Por último, el P. Pedro Romero está en actitud de silencio, oración y recogimiento, actitud en la que vivió los últimos años de su vida; mientras tanto sus ojos contemplan a sus compañeros pues él vivió dos años más que aquellos y le tocó dar sentido a su vida desde lo acontecido a sus hermanos de comunidad.

La actitud de los seis es seguir caminando; queda mucho por hacer. La congregación del Santísimo Redentor ha de continuar anunciando a Cristo de palabra y obra, en medio de todas las circunstancias. Estos seis redentoristas te invitan a sumarte tú, consagrándote en la Congregación como religioso o incorporándote a la obra redentorista como laico que comparte espiritualidad y misión.