sábado, 24 de abril de 2021

El Papa Francisco reconoce el martirio de 12 redentoristas de España

 

Podemos leer en la página del vaticano (https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2021/04/24/dec.html):

“Promulgación de Decretos de la Congregación para las Causas de los Santos, 24.04.2021. El 24 de abril de 2021, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia a Su Eminencia Reverendísimo el Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. Durante la audiencia, el Sumo Pontífice autorizó a la Congregación a promulgar los decretos relativos:   … el martirio de los Siervos de Dios Vicente Nicasio Renuncio Toribio y 11 Compañeros, de la Congregación del Santísimo Redentor; asesinados, por odio a la Fe, en Madrid (España), en 1936”.

El Papa Francisco, después del estudio y conclusiones positivas realizado por historiadores, teólogos, cardenales y obispos, consultores de la Congregación para las Causas de los Santos, sobre la vida, virtudes y martirio de los siervos de Dios Vicente Renuncio Toribio y 11 compañeros de la Congregación del Santísimo Redentor, ha considerado que sus muertes, sufridas de forma violenta en Madrid durante 1936, fue a consecuencia de la persecución religiosa y odio a la fe; y ellos la asumieron conscientemente y pacíficamente por fidelidad a su llamada vocacional perdonando a quienes los mataban. Por esto el Papa ha autorizado que sean tenidos por la iglesia como mártires de forma oficial, aunque hasta la beatificación no se le puede dar culto aún. Esta tendrá lugar cuando las circunstancias sanitarias lo permitan.

Esta mañana ha sido el punto final de un largo proceso en el que han intervenido muchos. Han pasado 84 años, desde que acontecieron sus muertes en 1936 y algunas personas se preocuparon de guardar datos y acontecimientos en la memoria.  Recordemos al P. José Mª Ibarrola, que se preocupó de recopilar la información nada más acontecieron los hechos; o el P. Raimundo Tellería, que informado buscó los medios para comunicárselo a los redentoristas de fuera de Madrid; o al P. L. Fdez. Retana, como nada más terminar la contienda, completó los datos recogidos por los anteriores y se preocupó de elaborar un informe sobre ellos. Entrados los años 40’s el P. Lucas Pérez, ya de forma oficial, recogió las informaciones anteriores y fue buscando a los testigos de los acontecimientos; se entrevistó con personas, escribió cartas, pisó escenarios martiriales, y fue recopilando un material precioso con los testimonios de los que vieron y oyeron. A este le siguió el P. Colmenares, quien fue dándole forma de proceso canónico a la información obtenida. Por último, el P. Dionisio de Felipe, con el material recopilado por los anteriores, publicó sus biografías en la obra Nuevos Redentores (Madrid 1962); con esta publicación se cerró la primera etapa del proceso.

Hay que esperar hasta finales de los años 90’s cuando se comenzó a reactivar la causa, designando al P. Esteban Mtnz. Marcos como responsable. Después de varios intentos, en el 2005 se pidió por parte de la Congregación la apeertura de la Causa a la Archidiócesis de Madrid; el 19 de septiembre de 2006 tuvo lugar la Sesión de inicio, dándole al que suscribe el nombramiento de Vicepostulador, Se clausuró la fase diocesana en 27 de noviembre de 2007. En Roma ha seguido su curso hasta su culminación con la firma del Papa autorizando la promulgación del decreto de martirio. Gratitud a todos los que han colaborado para llegar a este punto.

Las biografías de los mártires podéis leerlas en este blog cicleando en este enlace: http://testigosdelaredencion.blogspot.com/p/martires-redentoristas-de-madrid.html

Al hilo de estas biografías, me surgen algunas consideraciones. La declaración de martirio no va en contra de nadie, sino que descubre en estas 12 personas la gracia de Dios que les permitió superar el miedo a la muerte y ser fieles a su proyecto vocacional. Los 12 hicieron un cuarto voto de perseverancia; y lo vivieron en medio de las trágicas circunstancias que les tocó vivir. Y esta gracia de Dios les dio el amor necesario para vivir la muerte violenta como una entrega fiel a Dios, en el que confiaron y se pusieron en sus manos, ofreciendo sus vidas por el final de la guerra y la paz entre todos. Las ultimas palabras del P. Vicente Renuncio al despedirse fueron “Ofrezco mi vida por mis cohermanos redentoristas y por esta desgraciada España”. Y la ofrecieron perdonando; así uno de los testigos contó que el H. Nicesio les pidió a los muchachos abrazarlos antes que disparasen sobre é y el H. Gregorio. La fuerza del amor que se manifiesta en ellos no genera trincheras ni banderías, sino que riega la reconciliación entre todos los españoles y pregona un futuro de fraternidad, pues a las víctimas les une su condición de víctimas.

Otra consideración que, releyendo sus martirios en medio de esta pandemia, he descubierto ha sido el tema del cuidado y el hacernos responsables de la suerte de los demás. Quizás porque la mitad de los mártires son hermanos coadjutores, en este grupo se destaca el cuidado. El H. Gabriel se hace cargo de guiar a los PP. Ortiz y Miquélez que hacia unas semanas habían llegado a la comunidad de San Miguel y no sabían donde ir. El H. Gregorio se hace cargo del H. Nicesio, ya anciano y casi ciego, uniendo su suerte a la de este compañero más débil y vulnerable y muriendo juntos. El H. Pascual cuidará del P. Urruchi, quien a pesar de su juventud era muy inestable. El P. Renuncio se ocupará en la Cárcel Modelo del P. Machiñena y moverá hilos para que lo enviaran con él a la misma celda. Y junto a estos ejemplos de cuidados, destacar a quienes se jugaron la vida o murieron por la acogida y cuidado a estos mártires; las Hermanitas de los pobres que cuidaron y se expusieron por acoger al P. Girón; el Rvd. D. Lino Bea y D. Roberto González que sufrieron el martirio por acoger y cuidar de los HH. Nicesio y Gregorio el primero y del P. Urruchi y H. Pascual el segundo.

Termino pidiéndoles que intercedan por nosotros para que el Señor nos de cada día su gracia para ser fieles a nuestra vocación, vivir nuestra vida desde la entrega gratuita, vivir nuestra fraternidad desde el cuidado mutuo y refrendar nuestro ministerio misionero con el testimonio de nuestra vida.