miércoles, 30 de marzo de 2011

VICTORIANO CALVO LOZANO

NACIMIENTO E INFANCIA 

El 25 de diciembre nacía de las entrañas de la madre Iglesia el niño que había visto la luz del sol en el pueblo de Horche (Guadalajara) un 23 de diciembre de ese mismo año 1896, y al que se le impuso el nombre de Víctor. Su padre era un agricultor llamado Juan Calvo Martínez y su madre una ama de casa llamada Mª Candelas Lozano Monge. Según nos contará más tarde Víctor, su padre era “hombre de buenas intenciones” y su madre “mujer temerosa de Dios y amante del cumplimiento de sus deberes, de conciencia delicada y celosa de la educación de sus hijos”. Recibió el don del Espíritu mediante la Confirmación que recibió de manos del Obispo Auxiliar de Toledo, Mons. D. J. José Laguarda el 22 de mayo de 1901.

Recibió una esmerada educación cristiana por parte de su madre, quien lo inició en la oración, el examen de conciencia y la celebración y la veneración de la Eucaristía. Además de la iniciación en la vida de piedad, lo fue en letras asistiendo a la escuela de primera enseñanza de su pueblo. A los 7 u 8 años recibió su primera comunión, aunque fiel a las costumbres de su época, se acercaría a participar de la mesa eucarística anualmente. Como les era propio a los niños de su edad, pronto abandonaban la escuela y eran iniciados en las tareas agrícolas.

SU DISCERNIMIENTO VOCACIONAL. COMIENZA SU MARTIRIO

Horche (Guadalajara). foto antigua.
Entrado en la adolescencia se afianza en la vida espiritual, venciendo así la inercia de los amigos y de la imagen ante ellos; se aplica en la lectura de libros de espiritualidad, entre otros La Regla de San Benito y a llenar el vacío que experimenta cuando se aleja de la oración. El 24 de noviembre de 1913, a sus 17 años, murió su madre; esto supuso un duro golpe y una sensación de vacío en su vida. A los pocos meses, enero de 1914, los Misioneros Redentoristas dan una Misión en Horche, en la que él participa activamente; al irse los misioneros toma la resolución de ser religioso.

Horche. Fotografía actual
Durante los años siiguientes va a alimentar esta búsqueda vocacional con la oración, la lectura espiritual y el acompañamiento personal del párroco, D. Juan Antonio Cortés Moral (martirizado en 1936 [biografía-pincha]); se suscribirá a la Revista El Perpetuo Socorro y se hará con varias obras de San Alfonso, como son La práctica del amor a Jesucristo y La Vocación religiosa; intensificará en cantidad su oración. A pesar de su sencilla vida de agricultor, los medios puestos para cultivar la vocación le llevaron a irse conformando con la voluntad de Dios, a buscar más que la cantidad, la calidad en la oración y a alentar en su corazón el deseo de la vida religiosa.

Procesión en Horche. Foto de época
Uno de los obstáculos que le tocaba sortear fue su familia, que se opuso terminatemente a que se fuera de casa perdiendo así unos brazos de trabajo. Por este motivo sufrió la recriminación, el reproche, los insultos … desde un espíritu de caridad cristiana. Marchó a Madrid el 4 de septiembre de 1918 para hacer 3 meses del servicio militar, tras los cuales regresó con un deseo mayor de ingresar como hermano coadjutor redentorista; a pesar de su resolución, viendo la oposición de la familia, le costó dar el paso. Con la complicidad del párroco, quien se había puesto en contacto con el P. Maestro de novicios de los Redentoristas, el 31 de marzo de 1919 huye de casa, dejando sobre la mesa una carta de despedida. Llega a Nava del Rey (Valladolid) donde es acogido como postulante el 2 de abril con el oficio de hortelano bajo la tutela del H. Luis; el 12 de noviembre viste el hábito redentorista, comenzando así su noviciado con el P. Rafael Cavero como Maestro y como compañeros, entre otros, a los siervos de Dios HH. Bernardo Sáiz (Gabriel) y Celso Alonso, ambos martirizados en 1936, el primero en Madrid y el segundo en Valencia; se le cambiará el nombre por Victoriano y profesará el 23 de noviembre de 1920 y hará su profesión perpetua von el Voto y Juramento de perseverancia en la CSSR el 20 de abril de 1924.
 
Campos de Horche presididos por una cruz
MISIONERO, MONJE y MARTIR

En 1921 será destinado a Cuenca. Al año siguiente está en Astorga (León) y en 1923 va de Astorga a El Espino (Burgos). En 1925 vuelve a Cuenca donde ya pasará toda su vida, de hortelano, sacristán y portero. Vivirá una vida de trabajo, silencio y oración; los compañeros le llamaban “El silenciario”. Además de las dedicaciones propias de los oficios que desempeñaba ejercerá el acompañamiento espiritual a una muchacha que se lo solicitó a él. Para ella escribirá retiros, reflexiones, meditaciones, consejos …. Y después que ella muriese comentará la autobiografía de ella. La búsqueda de unirse a Cristo le llevó a ofrecerse en 1928 para ir a la recién encomendada Misión de China. El hermano Victoriano se convirtió en otro San Gerardo por su vida de oración y silencio, su trato con las personas, su espíritu de mortificación y servicio. A propósito de esto me gustaría compartir este párrafo del libro que me tengo entre manos:
“Abnegación y testimonio. El corazón del seguimiento cristiano de Jesús reside en: tomar la cruz de la abnegación (Mc 8, 34) para que venga el Reino (Mt 6, 10). Jesús mismo nos ofrece el ejemplo: ¡No mi voluntad sino la Tuya! (Mc 14, 36)… Negarse es reconocer la vida como don-recibido para convertirla en don-ofrecido… Este seguimiento y la obediencia, así entendidos, son siempre algo testimonial, son un testimonio, son un martirio. Martirio que en algunos casos puede llegar a la sangre. El martirio cruento forma parte de la vida de la Iglesia y es una posibilidad para los seguidores de Jesús: «Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor» (Jn 12, 26). Y tanto más aún si estos seguidores pretenden seguir al Maestro más de cerca a fin de estar a su servicio el día del Calvario. Pero no se trata de un esfuerzo y opción humanos sino de una respuesta a una invitación y elección por parte del Señor….” (Dom. Bernardo Olivera, Martirio y Consagración, Publicaciones claretianas, Madrid 20112ª, pp. 138-139)
Con este espíritu en el que fue fortaleciéndose desde su adolescencia entre su familia, le sorprendió la persecución religiosa en Cuenca. El día 20 de julio salió con el P. Julián Pozo, que estaba enfermo, y se alojaron en la casa de Dª Eugenia y Joaquina Muñoz Girón (C. Andrés Cabrera nº 22) donde llevaron vida de recogimiento y oración, disponiéndose para lo que pudiese pasar. Allí están hasta el 25 de julio, en que por indicación del superior, el P. Pedrosa, fueron ambos a alojarse en el Seminario. Allí coincidieron con el P. Gorosterratzu; supieron del martirio de los PP. Olarte y Goñi; fueron testigos de cómo sacaron del seminario al Sr. Obispo y a su secretario, al P. Pozo y a D. Juan Escribano; así que las circunstancias le llevaron a prepararse para culminar su seguimiento de Cristo a través del Martirio.
“Siguiendo al Crucificado.- Seguir a Cristo es el fundamento esencial y original de la vida cristiana: por eso es válido para todo cristiano sin distinción de estados. Y no se trata tan sólo de escuchar una enseñanza y de cumplir un mandamiento, sino de algo mucho más radical: avanzar por el camino, despojarse de sí mismo, adherirse a la persona misma de Jesús, compartir su vida y su destino hasta el extremo, participar de su obediencia libre y amorosa a la voluntad del Padre, donar la propia vida en comunión con la suya donada…. Seguir a Cristo no significa imitarlo en su apariencia exterior o en todas sus acciones externas, se trata de una realidad que afecta al ser humano en su interioridad más profunda. Ser discípulo de Jesús significa hacerse conforme a Él, que se hizo servidor de todos hasta el don de sí mismo en la cruz. Mediante la fe, Cristo habita en el corazón del creyente (cfr. Ef 3, 17), el discípulo se asemeja a su Señor y se configura con Él. Y esto es fruto de la gracia, de la presencia operante del Espíritu Santo en nosotros. Fruto de la obra del Espíritu y de la libertad humana, obra de renuncia y de abnegación a fin de caminar en pos de Él con más gozo y liberalidad… “ (Dom. Bernardo Olivera, Martirio y Consagración, Publicaciones claretianas, Madrid 20112ª, pp. 135 ss.)
Para Victoriano ser Misionero Redentorista, monje y mártir fue la misma cosa unidas en Cristo Jesús. Sacado con el P. Javier Gorosterratzu a las 2 de la madrugada del día 10 de agosto de 1936 del Seminario su cadáver fue recogido a la mañana siguiente en el camino del cementerio de Cuenca con varios disparos en la cabeza (Cf. Acta de defunción: Registro civil de Cuenca, Sec. 3ª, Tomo 42, Folio 326, Número 647). Inhumado en la fosa común, fue exhumado en 1940 e inhumado en el panteón de los Redentoristas; exhumado en 1977 y trasladado a Madrid se encuentra en la actualidad en el Santuario madrileño del Perpetuo Socorro.

San Gerardo Mayela.
Entre ambos se da cierto parecido
[Para saber de su vida pincha aqui]
LA GRACIA DE LA PERSEVERANCIA
Con el martirio Víctor culminó su camino de configuración con Cristo; un camino nada fácil, en el que toda su vida tuvo que afrontar dificultades. La perseverancia que profeso el día de su profesión perpetua se convirtió en martirio el día de su asesinato. Pero Víctor toda su vida había sido consciente que había sido pura gracia de Dios. En su noviciado escribía: “recibí sin merecer el santo hábito de la Congregación del SS. R. a los 5 años y 11 meses de sentir los primeros movimientos de la gracia de la vocación, en la cual el Señor nos dé a todos nosotros la santa perseverancia” (Curriculum vitae. Nava del Rey 1920). Pero a la gracia de la vocación, para alcanzar la perseverancia el respondió con su vida de oración, servicio, configuración con Cristo y acompañamiento espiritual. Que su memoria ayude a cuantos buscan la voluntad de Dios en sus vidas.
“Nosotros, los consagrados y consagradas, tenemos una historia gloriosa que recordar y contar y una gran historia que construir. Y es precisamente recordando y contando nuestra historia como encontramos motivación y sentido para proyectamos hacia el futuro como artesanos del mismo. Esta historia, sobre todo, ha sido escrita con la sangre de numerosos testigos, ellos nos invitan a seguir evangelizando y confesando nuestra fe en el amor hasta el extremo. Como cualquier colectivo humano, también los consagrados y consagradas nos podemos definir como: un conjunto de personas unidas por la memoria de un pasado compartido y anhelos de futuros mejores. La memoria está en la base de la cohesión e identidad común. Hacer memoria robustece la comunión, perfila la identidad, pone bases para edificar el futuro….” (Dom. Bernardo Olivera, Martirio y Consagración, Publicaciones claretianas, Madrid 20112ª, pp. 135 ss.)
ORACIÓN
(PARA USO PRIVADO)
Por mediación del mártir Víctoriano Calvo Lozano
 
Te pido Padre que me concedas buscar siempre tu voluntad sobre mi vida y por la intercesión de tu mártir Victoriano y sus compañeros de martirio apreciar y buscar el acompañamiento y la dirección espiritual que me ayuden a responderte con más autenticidad. Por Jesucristo nuestro Señor.

OTRAS ENTRADAS SOBRE VICTORIANO EN EL BLOG



lunes, 21 de marzo de 2011

JOSÉ JAVIER GOROSTERRATZU JAUNARENA


J. Gorosterratzu recién ordenado sacerdote y casa paterna en Urrotz
BREVE RESEÑA BIOGRÁFICA

Javier Gorosterratzu Juanarena nació el 7 de agosto de 1877 en un pequeño pueblo del noroeste navarro llamado entonces Urroz de Santisteban (Urrtoz), en el seno de una familia vascoparlante de agricultores; el segundo de los ocho hijos del matrimonio formado por José María y Tomasa, recibió las aguas bautismales al día siguiente del nacimiento, imponiéndole el nombre de José Javier. Confirmado a los 4 años, el día 30 de agosto de 1881 en la Parroquia de Santisteban (Navarra) por Mons. José Oliver Hurtado. Creció y se fue educando en el seno de una familia piadosa y trabajadora, donde fue iniciado en la piedad, y enviado a la escuela del pueblo donde aprendió los rudimentos del saber. A los doce años fue a vivir con su abuelo materno en el pueblo de Labayen (Navarra), con el que se dedicaba al pastoreo de ovejas y del que se despertó en él la devoción a la virgen María mediante el rezo del rosario. A los dos años regresó a la casa paterna, y comenzó a ayudar a sus padres en las faenas del campo. 
Parroquia de S. Miguel de Urrotz
  
Despertada en él la vocación sacerdotal, buscó donde poderla vivir. Tocó en varias puertas, pero se encontró en todas con la misma respuesta: tenía 15 años, y no tenía una preparación académica adecuada para comenzar la carrera sacerdotal. Pero donde acaban las respuestas de las personas es donde aparece la contestación de Dios a las preguntas; Dios que suscitó en Javier la pregunta vocacional a la Vida Religiosa le ofreció la respuesta en dos misioneros Redentoristas de San Ignacio de Pamplona que acudieron a predicar por la zona (PP. Bueno y Erviti) y con quienes contactó; estos le indicaron que se entrevistara con el superior de San Ignacio, y este lo admitió como postulante para Hermano Coadjutor, por considerar que con sus 16 años y sin apenas saber castellano era tarde para prepararse para el sacerdocio. Se le encomendó el oficio de carpintero. 

Campos de Urrotz con niebla
Ingresó y fue destinado un tiempo a Astorga. De allí pasó al noviciado a Nava del Rey (Valladolid), donde un 8 de septiembre de 1895 vestía el hábito redentorista como Hermano carpintero. El P. Maestro se dio cuenta de sus capacidades intelectuales, y el 8 de septiembre de 18965 emitía su profesión religiosa como Hermano clérigo; viajó a Astorga (León) donde, además de estudiar la Teología, recibió clases para alcanzar el nivel cultural necesario en los estudios eclesiásticos. Por su tenacidad, su trabajo y su motivación vocacional y sacerdotal, terminó brillantemente sus estudios y se ordenaba de sacerdote el 28 de septiembre de 1903. Destinado al Seminario menor de los Redentoristas en El Espino (Burgos) como profesor y de allí al Seminario mayor de de los Redentoristas como profesor de Ciencias y de Filosofía, hasta 1913 en que es destinado como Misionero en vasco y castellano a Pamplona. Allí estará hasta mayo de 1927 en que es destinado a la madrileña comunidad de San Miguel, donde estará hasta 1930 en que vuelve por 3 años a Pamplona. Y en 1933 es destinado a Cuenca, donde le sorprenderá la persecución religiosa y la muerte.
Gorosterratzu en 1915

LA MISIÓN DE SU VIDA

Personalmente va a sobresalir en él su talento y espíritu agudo de carácter nervioso y su cariño a su tierra; durante toda la vida le va a caracterizar su talante austero, su bondad personal, la facilidad de trato y dulzura en sus palabras, su tesón y su espíritu austero, y su incondicional entrega y su inteligencia, expresadas en sus opiniones, consejos y palabras. Hombre de estudio, oración, celo en su entrega a las personas e intenso trabajo pastoral. En su vida como Misionero Redentorista va a estar caracterizada además de por la investigación y la profundización en Filosofía y en Historia, por la actividad misionera, predicador de ejercicios y director espiritual confesor de religiosas y seglares; fue buscado por el don de consejo y su facilidad para la escucha; su dirección espiritual era a la par suave y enérgica, basada sobre un espíritu de fe. Además de las predicaciones en numerosas parroquias, Conventos y Monasterios de Religiosas supieron aprovecharse de su sabiduría; en la portería de la Comunidad redentorista iruñesa no eran pocos los seglares y sacerdotes que lo reclamaban para la reconciliación y el consejo.

Pero su persona no sólo destacó en el campo de la  espi-ritualidadidad, sino que fue historiador apasionado por los temas vascos, por lo que recibió algunos reconocimientos. Escribió una obra de investigación histórica, Don Rodrigo Jiménez de Rada, gran estadista, escritor y prelado (Pamplona, 1925), [Copia digital-pinchar] una exhaustiva biografía del arzobispo de Toledo que recibió en 1926 el Premio al Talento de la Real Academia de la Historia [noticia del premio - pinchar]. También dejó escrita una Reseña biográfica de Sor Josefa de San Alfonso, publicada en Zaragoza en 1922, y tradujo del latín al castellano´, publicó y prologó [prólogo-pinchar] la obra de Arnaud Oihenart, Notitia utriusque Vasconiæ, tum ibericæ, tum aquitanicæ (Historia de las dos Vasconias, ibérica y aquitana) [copia digital-pinchar aquí] publicada por la Sociedad de Estudios Vascos (1.ª edic en la "Revista Internacional de Estudios Vascos" (1926 y 1929); 2.ª edic., San Sebastián, Sociedad de Estudios Vascos, 1929). Cuando murió estaba preparando una obra sobre el Cardenal Carranza, para la cual había obtenido ya permisos para consultar en roma en los Archivos Vaticanos; pero le sorprendió la persecución religiosa y la obra, que la llevó consigo al Seminario para ir corrigiendo las pruebas de imprenta, desapareció con su muerte.

PERSECUCIÓN Y MARTIRIO

Según el H. Benjamín, salió unos días antes de la comunidad, a causa de su temperamento nervioso. Como estaba terminando su obra, llevó tarea para proseguirla fuera, y se refugió en la casa de Elpidio Miranzo, donde permaneció varios días. A finales de julio de 1936 quisieron los milicianos registrar la casa, pero Elpidio les pudo convencer que no tenía a nadie. Esto propició que el 28 de julio pidiera al Sr. Obispo ser recibido en el Seminario por parecer el sitio más seguro. Aquí, en el Seminario, se había refugiado el Sr. Obispo y otros muchos sacerdotes y éste estaba custodiado por la Guardia Civil. Pero el día 29 la Guardia Civil cedía su puesto a las milicias populares, quedando el Seminario y sus moradores a su merced.

Conocida la muerte de los PP. Goñi y Olarte, y la del Sr. Obispo, y descubriendo la situación en la que se encontraban en el Seminario, convertido prácticamente en una cárcel, los testigos nos dicen que el P. Javier se vino abajo y le entró una crisis de ansiedad. Tuvo que afrontar su destino trágico y darle sentido a su vida y a su previisible muerte desde su fe y su Profesión Religiosa. Parece que el ambiente martirial que comenzó a vivirse en el Seminario le facilitó el asumir su muerte y disponer de su vida como fidelidad a la fe y broche de oro a la Profesión Religiosa y Voto y Juramento de perseverancia como Misionero Redentorista. Uno de los Superiores del Seminario de Cuenca (D. Camilo Fernández de Lelis) refugiado allí con él manifestó: "todos tratábamos de prepararnos espiritualmente puesto que creíamos que eran inminentes esos momentos en que podrían darnos la muerte. Puedo concretame referir en cuanto al P. Gorosterratzu como en una de estas reuniones en que comentábamos la probabilidad ya de nuestra muerte él manifestaba piadosa e ingenuamente que terminaba de hablar con Jesús en la Capilla y le había dicho que él estaba dispuesto a sufrir el martirio pero que si podría ser más adelante le agradaría poder terminar la historia que estaba escribiendo. ...su nerviosismo temperamental ... se revestía en aquellos momentos trágicos, se manifestaba, con impresiones más vehementes, más fuertes; ... su conformidad con la voluntad de Dios - de la que yo creo haber hablado - paliaba o templaba estos sus mismos nerviosismos y excitaciones. Yo salí del seminario el día seis de agosto de mil novecientos treinta y seis, y no supe ya nada de los últimos momentos, de los últimos momentos del P. Gorosterratzu".



A las 2 de la madrugada del día 10 de agosto de 1936 se abrieron las puertas del Seminario y bajaron por las calles 4 personas. Sor Escolástica Nuin Goroterratzu, una monja Benedictina refugiada en el Asilo de las Hermanitas, vecino al Seminario, pudo ver como sacaban a su tío, el P. Javier Gorosterratzu junto con otros, con las manos atadas atrás, camino del martirio. La H. Luisa nos ha manifestado que ha visto salir al P. Gorosterratzu escoltado en compañía del H. Victoriano. Su cadáver fue recogido a la mañana siguiente en el camino del cementerio de Cuenca con varios disparos en la cabeza (Cf. Acta de defunción: Registro civil de Cuenca, Sec. 3ª, Tomo 42, Folio 327, Número 648). Inhumado en la fosa común, fue exhumado en 1940 e inhumado en el panteón de los Redentoristas; exhumado en 1977 y trasladado a Madrid se encuentra en la actualidad en el Santuario madrileño del Perpetuo Socorro.

ORACIÓN
(PARA USO PRIVADO)
Por mediación del mártir J. JAVIER GOROSTERRATZU

Te pido Padre que me concedas ser portador de tu Evangelio en todas las circunstancias de mi vida y por la intercesión de tu mártir José Javier y sus compañeros de martirio una fe grande para no temer las pruebas que se me puedan presentar. Por Jesucristo nuestro Señor.

OTRAS ENTRADAS SOBRE JOSÉ JAVIER EN EL BLOG

- La Cárcel del Seminario de Cuenca
- El Sr. Rorralba identifica el cadáver del P. Pozo
- Aparecidos 4 cadáveres en el camino del cementerio de Cuenca
- Personas peligrosas

Referencias sobre el S. de Dios en internet

1. ↑ Redentoristas.org.

domingo, 13 de marzo de 2011

Somos testigos de una memoria

Sigo leyendo el libro del Abad Bernardo Olivera, OCSO, Martirio y Consagración. Los mártires de Argelia (Publicaciones claretianas, Madrid 2011, 2ª Ed.). En las páginas 93 y 94 en hecontrado un texto que me gustaría compartir:
"Somos, en efecto, herederos del acontecimiento martirial vivido y sufrido por nuestros hermanos. No dudamos que ellos son luz del mundo y que no se enciende una lámpara para taparla con una vasija de barro, sino que se pone sobre el candelero. Pero, ¿qué hacer para que la memoria de estos acontecimientos dé frutos para la Orden y para toda la Iglesia? La primera respuesta que me viene al espíritu es ésta: compartir con todos ustedes, hermanos y hermanas, en este primer aniversario de la pascua de nuestros hermanos, aquello que considero ser el corazón de la herencia que ellos nos han legado. Compartir, sí. Pero no para una mera información. Se trata de dar forma a nuestras vidas según el Señor conformó la de ellos. Por eso deseo presentarles, con la mayor claridad y pasión posibles, la clave de interpretación de todo lo que ellos han vivido… En efecto, la entrega de la propia vida en seguimiento de Jesús es la clave fundamental de lectura que nos permite entrar en el misterio de los hermanos de la comunidad de Nuestra Señora del Atlas. El seguimiento de Jesucristo implica una doble realidad. La primera es dinámica: moverse; la segunda es estática: estar con él. Y es evidente que la proximidad depende del movimiento. Esta doble realidad se conjuga en una sola: la entrega. Quien se entrega a Jesús se mueve hacia él a fin de ser transformado por él y en él".
Desde aqui podemos releer la sabiduría nacida de esa memoria (pp. 85-92) y que el Abad General del momento entrelaza con tesxtos de los mártires.
Lugar del martirio de Goñi y Olarte
"La sabiduría proviene de la memoria.
La sabiduría cristiana consiste en el proyecto divino de salvación. Este proyecto encuentra su cumbre y fuente en la Pascua de Jesucristo. Por eso Jesucristo es la «Sabiduría de Dios» (1 Cor 1, 24). Ejercitarse en la sabiduría es recordar y guardar en el corazón las intervenciones salvíficas de Dios en la historia, poniendo además en obra las normas de conducta que de ellas se derivan. ... El Señor ha obrado poderosamente en la vida de los hermanos de Atlas. Su obra en ellos es también palabra. … A partir de su pascua, los siete hermanos han comenzado a obrar maravillosamente en la Orden cisterciense y en la Iglesia. Es hora de ponemos nuevamente a la escucha de lo que el Espíritu, obrando en ellos, habla a la Iglesia y al mundo; habla y enseña ….

Lugar del martirio de Gorosterratzu y Victor
a) Petición de perdón a Dios por los agresores. Sólo el perdón puede romper la cadena del odio y de la violencia. Perdonar es un acto de profundo respeto que permite descubrir en el ofensor, más allá de toda desemejanza, la imagen de Dios. Perdonar es reconocer y proclamar que, no obstante nuestra maldad e ignorancia, Dios nos reconoce a todos como hijos e hijas entrañablemente amados. Perdonar es testimoniar, pese a todo, la filiación divina y la fraternidad universal. La palabra de perdón es la palabra más concordante con el corazón del mártir en cuanto testigo fiel del amor. …
b) El mártir que entrega su vida perdonando no acusa ni culpa a nadie. Un grupo extremista no es representativo de un pueblo; nada más absurdo que culpar al pueblo argelino o al mundo islámico por lo sucedido. Pero tampoco culpar a los autores físicos del drama. Hay que confiar en que la palabra de perdón puede disipar toda ignorancia y maldad permitiendo proyectar luz sobre sí mismo y espacios de libertad para convertir la propia existencia. Todo ser humano merece ser amado….
c) Los mártires del amor son los verdaderos artesanos de la paz. No se trata sólo de ser paciente y soportar o tolerar el mal. Tampoco es suficiente ser pacífico pues a nadie se le hace o desea el mal. Se trata de algo más: edificar y construir la paz con la donación de la propia vida. Nadie se la arrebata, la entregan…
d) La vida humana tiene un sentido -es sendero hacia una meta- y sólo se le encuentra cuando la vida es donada en ofrenda pura y gratuita. Si la vida es un don recibido, entonces vive y hace vivir quien convierte su vida en un don ofrecido. Recibir y ofrecer es amar. Amar es vivir. Vivir es amar. Y la muerte puede ser el último acto de amor capaz de dar sentido eterno a la vida…
e) El diálogo interreligioso cristiano-islámico tiene ahora nuevos motivos para continuar: siete vidas donadas son un buen fundamento para la mutua comprensión. Sabían que los hechos hablan más que tantas palabras.
f) Los siete mártires de Atlas son fruto maduro de la Iglesia local y del pueblo argelino: decidieron permanecer a fin de seguir viviendo desde ella y para ellos hasta el fin. Desearon ser Iglesia en Argelia para el pueblo argelino…
g) Dios se vale de lo más pequeño para edificar cosas grandes: solamente los obscuros testigos de una esperanza llegan a ser mártires luminosos del amor. Optaron por ser pequeñas semillas enterradas para que crezca el árbol gigante del Reino.
h) Siguieron a Jesús, hasta el fin, según el radicalismo absoluto del evangelio. Asumieron sus actitudes y opciones. Abrazaron su destino. Fueron desfigurados con Él para ser configurados con Él. Tomaron sobre sí la cruz de la abnegación a fin de acelerar la venida del Reino. Nada antepusieron al amor de Cristo, que es Siervo de los siervos de Dios.
i) Se lanzaron hacia el misterio hasta ser plenamente transformados por Él. Una misteriosa influencia les permitió experimentar el misterio hasta ser convertidos en luz y en fuego. Nuestros siete místicos nos tienden la mano para introducirnos también a nosotros en la gloria transformante de Dios. Nos invitan a fijar la mirada en la oscuridad de la tiniebla hasta contemplar el rostro de Alguien. Nos dicen que no hay trascendencia sin transparencia e inmanencia. La Palabra y la Eucaristía son la puerta de acceso al corazón de Dios, fuente de toda transformación….
j) Vivieron, murieron y entraron juntos en la vida eterna. La comunidad es el lugar sagrado de la revelación de Dios. El amor los soldó con solidaridad imperecedera. Poco cuenta la vida común sin comunión de vida. La Koinonia hace visible al Resucitado haciendo todas las cosas nuevas. No buscaron su propio interés, sino el de los demás; por eso el Señor los introdujo juntos y al mismo tiempo en la vida eterna. …No se trata de morir, sino de radicalmente vivir. Y si el precio de la fidelidad es la muerte, a pagar ese precio, sabiendo que así se compra la Vida… El auténtico caminante asienta con firmeza los pies en el presente y los eleva con presteza hacia el futuro sabiendo que el Señor guía sus pasos". 
Redentoristas en el panteón que albergaba los mártires de Cuenca

Tanto aquellos redentoristas de Cuenca, Madrid o Valencia, como nosotros, somos también depositarios de una memoria: la fidelidad a una vocación de unos hombres vivida por amor de Dios; y el gran regalo de la perseverancia otorgado por Dios a ellos. Sus vidas dejan de ser de víctimas de una represión violenta, deja de tener comnotaciones políticas, para convertirse en vidas transidas por la luz del Redentor que invita a vivir nuestra vida desde la entrega, el perdón, la gratuidad y la fidelidad. Por eso, tanto aquellos que fueron testigos (H. Benjamín, P. Ibarrola, P. Lejaldre ... ) como aquellos que hemos recogido sus testimonios no podemos más que dejar que la luz de estas personas alumbre en medio de la noche.

martes, 1 de marzo de 2011

FAMA DE MARTIRIO DE LA COMUNIDAD REDENTORISTA DE CUENCA

Comunicad trapense de Argelia
Hace algo más de un mes acudía al cine a ver la película De dioses y hombres sobre el martirio de los trapenses de Argelia. Me impresionó de tal manera la forma de presentar el martirio como el culmen de una opción de vida monástica realizada por unos hombres para vivir el Evangelio en medio de unas circunstancias de persecución y violencia. El voto de estabilidad monástica lo vivieron como un permanecer en ese lugar, no sin la necesidad de vencer las resistencias por medio de la oración y el discernimiento. Me vinieron al recuerdo los compañeros mártires con los cuales he compartido horas de estudio en estos últimos años; especial similitud me pareció encontrar en la Comunidad redentorista de Cuenca: por el número (seis), por el proceso de afrontar las resistencias personales a la hora de afrontar el destino trágico que se vislumbraba, el haber quedado con vida algunos testigos que narraran lo sucedido … incluso por una fotografía. Me acerqué a la obra publicada por el entonces Abad General del Cister, P. Bernardo Olivera (Martirio y consagración. Los mártires de Argelia, Publicaciones claretianas, Madrid 2011). En la introducción el entonces Abad General de la Orden escribe:

Comunidad redentorista de Cuenca
“La muerte de un puñado de hombres no significa gran cosa en el bélico mundo de hoy. Pero no toda muerte es una mera desaparición. Por el contrario, hay quienes muriendo comienzan a vivir. Tal es el caso de los siete monjes trapenses asesinados en Argelia en mayo de 1996. Pero ellos no están solos, representan a muchísimos otros que, por su forma de confrontar lo último, nacieron muriendo. … Estas cartas y conferencias se refieren a los siete monjes y, por lo mismo, tantas otras personas consagradas en la vida religiosa. Mediante el bautismo, la profesión religiosa y el martirio el Señor Dios consagra a los suyos. …. Se trata de tocar la vida en su crudeza y gloria para encontrar huellas del paso de Dios en nuestra historia. … Un día viernes, más infame que santo, moría en la cruz, como uno más, desfigurado y ultrajado, Jesús de Nazaret. Ante esa ignominia, alguien, un centurión pagano, pudo describir la dignidad de ese hombre y exclamó: ¡Verdaderamente era Hijo de Dios! Estas páginas han sido escritas con este fin. Mostrar que la dignidad y trascendencia humana es capaz de vencer a la muerte y de revelar el tierno amor de Aquel que nos creó. Si la vida consagrada mediante los consejos evangélicos no revela esta realidad habrá que decir que vela la luz y vida de Aquel a quien profesamos seguir”.
También estos seis redentoristas coronaron su cuarto voto de perseverancia poniend su confianza en la fidelidad de Dios, que los llamó, y quisieron vivir en esta fidelidad hasta el momento final de sus vidas, por encima de las circunstancias que les tocaron vivir. Su vida se convirtió en testimonio y palabra de la Redención de Cristo. No reservándose nada para sí, ni siquiera lo que en herencia les era legítimo, con su entrega fueron más misioneros. Y esta entrega impresionó a aquellos que la vivieron de cerca.

Las muertes de los redentoristas se supieron en Cuenca de inmediato. Los padres Goñi y Olarte fueron conducidos al martirio a plena luz del día; fueron los primeros de una larga lista de mártires, en la pequeña ciudad castellano-manchega. Apenas les dio tiempo a preparar el momento final, el momento cumbre de su vida, la plenitud de su consagración como misioneros redentoristas. Pero su muerte abrió en el resto de miembros de la comunidad un horizonte que creían lejano; frente a este horizonte, buscaron los medios para salvar su vida, como fue el refugiarse en el seminario. Pero aquella que creían como su tabla de salvación la descubrieron tras el martirio del Sr. Obispo, como una trampa, un callejón sin salida. Es en ese contexto en el que miran cara a cara al destino trágico que proyecta sus sombras sobre la comunidad martirial formada en el seminario Diocesano de Cuenca. Allí, en un ambiente de solidaridad humana, oración, consuelo, aliento, apoyo, van dando sentido desde la fe a sus vidas, vocaciones y muerte; han de vencer las resistencias que fruto del egoísmo personal van surgiendo. Y en esa situación psicológica y espiritual esperar las horas de la madrugada en que los milicianos acudían y sacaban a dos, tres, cuatro… de los acogidos bajo aquel techo.   
Estampa publicada en 1939-40

La muerte de los 5 redentoristas que entre el 31 de julio y el 10 de agosto de 1936 formando ante la ciudad la imagen de una comunidad martirial, impresionó a cuantos se enteraron. Sin embargo, fuera de Cuenca las noticias sobre del martirio fueron confusas, escasas y lentas. Las primeras noticias en el exterior las encontramos en una carta del Provincial de España a Roma fechada el 6 de marzo de 1937 en la que escribía: “[la] Comunidad del P. Pedrosa [Superior de Cuenca]: llegan noticias del fusilamiento de algunos, otros parece que se han salvado, entre ellos el superior(AHGR 30150001, 1918). Será en diciembre de 1937 cuando se tengan noticias claras de la muerte de los 5 redentoristas: el P. Pedrosa comunicó al P. Ibarrola y éste a Tellería, que la copia textualmente en una carta enviada al Superior General con fecha de 5 de diciembre de 1937 (A.H.G.R. 30150009, 0601/5. Bruselas, 5-12-1937); se trata del primer testimonio martirial conocido sobre los redentoristas “Me pude comunicar por escrito con el P. Pedrosa, el cual me anuncia que tres padres de su familia (Goreste, Ciriaco y Pozo) y el hermano (Victoriano) han perecido; por eso se consume de pena y tristeza. Los demás están bien”. Ya está claro que el Padre Ibarrola, no los padres y el hermano, me indica de otro modo que han sido matados. Por consiguiente, según esta relacción, las victimas son: R.P. Javier Gorosterratzu, ministro de la casa (pasado inadvertido), R.P. Ciriaco Olarte, misionero, R.P. Julian Pozo, enfermo, C.H. Victor (Victoriano) Calvo.... han derramado su sangre por el Divino Redentor....” El 10 de diciembre el P. Patricio Murray, Superior General, se hacía eco de las víctimas de Cuenca, entre otros muchos de las distintas comunidades: Padres Gorosta, Olarte y Pozo con el H. Víctor. Falta el P. Goñi. El P. Provincial se hace eco y escribe el 12 de diciembre de 1937 una circular a todos los redentoristas españoles en la que después de dar la noticia de las muertes termina diciendo: “Sigamos pidiendo con fervor por nuestros mártires y procuremos hacernos dignos de esa sangre vertida por Dios y por la Patria” (Carlos Otero, Carta Circular a la Provincia Redentorista; El Espino, 12 de diciembre de 1937: A.L. Espino, Archivador 10 (Circulares), Carpeta 2, nº 6 (P. Otero), El Espino, 12.12.1937). El 10 de agosto de 1938 el provincial escribió a Roma la carta más pesimista sobre la situación española. Nadie podía imaginarse que la guerra durase tanto y fuese tan desoladora… En medio de tanto dolor y abatimiento, dice: “... Que nuestros queridos mártires intercedan por nosotros y nos alcancen la generosidad que el Smo. Redentor pide de la Provincia en estas horas tan trágicas...” (Porto, 10. 8. 1938. AHGR 30150001, 1956). A los 5 mártires asesinados al inicio de la persecución religiosa se sumará el P. Pedro Romero, que aunque no fue asesinado, desde el inicio es tenido por mártir por aquellos que le vieron mendigar, rezar, ser presencia de iglesia por las calles de Cuenca.

Columbarios de los mártires en la cripta de la Iglesia
del Smo. Redentor de Madrid.
Allí fueron trasladados desde Cuenca en 1977.
Podemos ver cómo una vez conocida la noticia son tenidos por verdaderos mártires. Esto va a propiciar que terminada la guerra nos dice el cronista que “hechas las diligencias de rigor para alcanzar el permiso de traslado de la fosa común de los restos de nuestros mártires y difuntos durante el periodo rojo, el día 10 a las 9 ½ de la mañana, nos personamos toda la comunidad en el Cementerio municipal de la ciudad y fueron exhumando los cadáveres ... Fueron depositados el día 10 en nuestro panteón. Descansen en paz hasta la resurrección final y pidamos por ellos para que intercedan por nosotros” (Crónica de la Comunidad Redentorista de Cuenca, Abril de 1940, pp. 312-313: APRM).

Santuario del P. Socorro de Madrid - Capilla de la Coronación
4 de diciembre de 2008. Inhumación de los mártires
Esta comprensión martirial del destino de la Comunidad de Cuenca se va a ir intensiificando en los años sucesivos. Así el 28 de febrero de 1941, el P. Patricio Murray, Superior General, contestaba al P. José Mª Nuin Gorosterratzu en un momento personal complicado en el que pensaba abandonar la Congregación: “Espero que V. R. podrá continuar en la Congregación a la que honró su tío, el P. Gorosterratzu, con sus virtudes, apostolado y santo martirio…” (AHGR 30150009, 445). El 6 de noviembre de 1941 escribía a Roma el P. Agustín Pedrosa, exponiendo sus razones para continuar en la ciudad de Cuenca, dada la ruina total de la casa e iglesia y la imposibilidad de reconstruirlas sin ayuda de ningún tipo, incluido el obispado: “Mi opinión es que sigamos en Cuenca, que no la abandonemos. Entra de lleno en el espíritu de las fundaciones según nuestro Padre San Alfonso. Es Cuenca una diócesis muy ignorante y muy abandonada. Son necesarios los religiosos misioneros y como no hay ninguno más que nosotros, no debemos dejarla. Tenemos en el cementerio 6 mártires y es necesario que cuidemos de sus cenizas…” (Cuenca, 6 de noviembre de 1941. AHGR 30150010, 011-1).

Colocación de la´lápida que cubre las urnas de restos.
Santuario del P. Socorro de Madrid. 4-12-2008
Nada más finalizar la guerra la provincia española publica una estampa con los nombres de los 21 mártires españoles; publica una breve reseña martirial de cada uno de ellos en la Revista del Perpetuo Socorro, y comienza a recoger datos. En 1952 se publica una cartulina con los nombres y fotografías de los 21 mártires. Se solicitará la apertura del proceso y se celebra la Sesión de inicio el 11 de abril de 1962 en la Catedral de Cuenca; se clausura la fase diocesana el 28 de mayo de 1965 con la presencia del Superior General. Después de un parón se obtuvo el decreto de validez jurídica el 27 de mayo de 2000, presentándose la Positio el 26 de abril de 2001. En la actualidad se está a la espera del estudio de la positio por el congreso de Teólogos, que se espera tenga lugar a mediados de este 2011.

Paralelamente al iter canónico, en mayo de 1977 los restos de los mártires fueron exhumados por el Tribunal eclesiástico de Cuenca y trasladados a Madrid, donde fueron depositados en la cripta de la Parroquia del Santísimo Redentor. El diciembre de 2008, después de la recognición, estudio y tratamiento de los restos óseos, fueron depositados en la Capilla de la Coronación del Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid.