sábado, 31 de julio de 2010

31 de julio de 1936, son asesinados las dos primeras perdonas en Cuenca




Son las 9:30 del 31 de julio de 1936. Cuenca se ha despertado más agitada. Aunque hasta este momento se ha respetado la vida de todas las personas en la ciudad manchega, algo va a pasar bajo el sol veraniego. Se acercan dos milicianos a la casa de D. Enrique, un sacerdote mayor, nacido y conocido en Cuenca, que ha sido Canónigo de la Catedral de Almería y ahora vive jubilado en su casa paterna. Tocan a la puerta de la casa, y una señora abre la puerta; ante la voz de los visitantes aparece D. Enrique: “¿Qué pasa?”. “Venimos ha hacer un registro, para ver si tienen escondidas armas” – contestó uno de los milicianos. Miran y no encuentran lo que buscan, pero se topan con dos señores; “¿Quiénes son estos?” –preguntan. “Dos amigos” contesta D. Enrique, quedando satisfechos los milicianos que se van por donde vinieron. Un respiro se percibe en todos los de la casa; por esta vez parece que todo se queda en un susto. Al cuarto de hora vienen de nuevo los dos milicianos con un grupo de colegas y tocan de nuevo a la puerta de D. Enrique. “Venimos a detener a los frailes; quítense los guardapolvos y acompáñennos”. Detenidos por el grupo de milicianos, atraviesan el centro de Cuenca dejando perplejos a cuantos se topan por la calle. Algunas personas salen a ver qué pasa ante el vociferío de blasfemias que acompañan el improvisado piquete de ejecución.

Van por la calle de Severo Catalina, que bordea el costado izquierdo de la plaza de la catedral, toman la bajada de las Angustias, y cuando el reloj de Mangada da las campanadas de las 10:00 el grupo atraviesa el puente de los Descalzos; tuercen por una vereda siguiendo el Júcar hasta una antigua cantera junto al Batán. Allí son obligados a subir cantera hacia arriba mientras disparan milicianos desde arriba y abajo. Ambos caen alcanzados por las balas.

Algunas personas que los ven intentan acercarse a ver qué pasa, pero el grupo de milicianos se lo impide. ¿Quiénes son estos señores que han muerto acribillados por las balas? ¿Qué han hecho?

lunes, 12 de julio de 2010

Copiosa apud eum redemptio


"Copiosa apud eum redemtio", "En él la redención es abundante" es el lema que los redentoristas hacen vida tratando de llevar dicha redención a todo el mundo. Anunciar el Evangelio, que es Jesucristo, a los más pobres y abandonados mueve la vida del misionero, que siguiendo a Cristo el Redentor, gastandose y rompiéndose incluso hasta la cruz y danda su vida por los otros. Muchos hermanos redentoristas experimentaron esa sobreabundancia de amor y redención en sus vidas y contagiaron al mundo del amor de Dios, hasta alcanzar la gloria del martirio convirtiendose en privilegiados TESTIGOS DE LA REDENCIÓN.