viernes, 5 de agosto de 2011

CRESCENCIO ORTIZ BLANCO

Infancia, vocación misionera y formación

Crescencio Ortiz Blanco nació en Pamplona el 10 de marzo de 1881, hijo mayor del matrimonio formado por Gumersindo, de oficio sillero, y Lucía, que junto a sus 3 hijos formaban una familia humilde y religiosa con el domicilio en la calle Curia nº 19 de Pamplona (Navarra).

Crescencio recibió el bautismo en la Parroquia de la Catedral (San Juan Bautista) el día 11 de marzo de 1881 y la Confirmación en la Parroquia de San Agustín de esa ciudad el 5 de abril de ese año. A los pocos años, la familia emigró en busca de un mejor porvenir, primero a Vitoria y más tarde al pueblecito alavés de Villareal, donde Crescencio comenzó a ir a la escuela. Aliviada la economía familiar, regresaron y se establecieron de nuevo en Pamplona, estableciendo el negocio familiar en la céntrica calle Estafeta.

Durante su infancia, Crescencio debió ser, por lo que él nos cuenta en sus escritos, un niño vivo, enredador y muy travieso; con alguna de sus trastadas llegó incluso a poner en peligro su vida. A los 11 años tomó su primera comunión en la Parroquia de San Agustín de Pamplona (Navarra). Desde ese momento se notó en su carácter un cambio bastante notable, aunque algo quedaba de su carácter vivo y travieso porque D. Gumersindo, terminada la escuela elemental, le quiso poner a trabajar en su taller de sillas. Como parece que no le iba mucho hacer sillas, le exigió que buscase trabajo por él mismo, pero ningún oficio se adaptaba a su persona.

Algo le inquietaba a Crescencio. Un día entró en la Basílica de San Ignacio de Pamplona. Al ver a los Misioneros Redentoristas, llegados e instalados allí hacía dos años (1891), le gustó su hábito, su recogimiento y, sobre todo, el cuadro de la Virgen. Desde aquel momento volvió allí más de una vez a orar hasta que un día se atrevió a dar el paso y se presentó al Superior de la Comunidad, el P. Lortihoit, manifestándole su deseo de hacerse misionero. Este le examinó y admitido ingresó en El Espino (Burgos), jovenado de los Misioneros Redentoristas en España a los 12 años de edad.

Crescencio Ortiz con sus hermanos
en su Ordenación
 Crescencio llegó al Espino el 15 de septiembre de 1893. En los años de seminario no lo pasó bien, por un lado porque le costaban los estudios; por otro, porque le costaba la disciplina que los Redentoristas franceses imponían a los jóvenes, al tratarse de un adolescente verdaderamente trasto. Esto le ocasionó que en más de una ocasión estuvo a punto de ser despedido. Sin embargo, con la ayuda de Dios, en agosto de 1899 terminó su periodo de jovenista y marchó a la casa de Noviciado, en Nava del Rey (Valladolid) donde vistió el hábito de Misionero Redentorista el 24 de septiembre de 1899 profesando ese día de Ntra. Sra. de la Merced de 1900; del noviciado, lo que más le costó fue el sentir gusto en la oración. Profesó el mismo día del año 1900. Tras emitir sus votos religiosos, se trasladó a Astorga (León), al Centro Teológico de los Redentoristas españoles, para realizar los estudios de Filosofía y Teología requeridos para la Ordenación. Para estos no encontró las dificultades que jalonaron sus años de jovenista. Se ordenó de sacerdote el 28 de diciembre de 1905.

Vida en la Congregación del Santísimo Redentor

Predicación del P. Ortiz
El P. Crescencio, aunque algunos años explicó filosofía, donde empleó sus energías y adquirió sus triunfos fue en su tarea como misionero. Llegó a predicar unas 200 misiones y renovaciones. Entre las cualidades que le sirvieron en su tarea misionera para abrir los corazones a Cristo fueron la nobleza de corazón y la sinceridad; dotado de gran imaginación, se destacó por trato agradable, afable y afectivo con las demás personas. Muy trabajador y esmerado en todo cuanto se le encomendaba. Estas cualidades las puso en juego en sus trabajos y destinos, que a continuación consignaré.

Después de acabar el último curso de Teología Moral, en julio de 1906, quedó adscrito a la comunidad de Astorga. Al año siguiente va a Cuenca a realizar el Segundo Noviciado. Sin terminarlo volvió a Astorga para dedicarse a la docencia, explicando Filosofía a los Estudiantes redentoristas hasta 1908, año en que abandona la docencia para dedicarse a las Misiones.

Desde ese año 1921 permanecerá en Astorga entregado por completo a las Misiones, fundamentalmente en Galicia. Como testimonio de este período nos han quedado numeras cartas dirigidas a sus hermanos en las que les cuenta sus correrías. A finales de diciembre de 1921 viaja a Madrid, a la Comunidad de la Pontificia de San Miguel, también en calidad de misionero. Al año siguiente, de nuevo es requerido por sus superiores para otro cargo de responsabilidad y en noviembre de 1922 se traslada a Valencia como Consultor local y misionero. En Valencia predicará y extenderá la devoción a Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro por todos los lugares de las diócesis levantinas.

Iglesia de los Redentoristas en Barcelona en  1929
 En mayo de 1927 irá destinado al Perpetuo Socorro de Madrid, como misionero. El 9 de mayo de 1930 tomará el tren destinado a Barcelona como misionero. En la recientemente bendecida iglesia del Perpetuo Socorro (C. Balmes) fue estimado como confesor y destacó mucho en los Jueves Eucarísticos, a los que les que infundió gran piedad y les dio gran esplendor y que constituyeron la carta de presentación de los Redentoristas en la Ciudad Condal. Allí será testigo los días 5 y 6 de octubre de 1934 de las revueltas callejeras y de la declaración del Estado Catalán por parte de Companys. Así se lo cuenta a sus hermanos en una carta fechada en Barcelona el 21 de octubre de 1934:
P. Ortiz en 1927
“Queridos Hermanos: Ya es hora de que os ponga unas líneas para que sepáis de mi vida. Por la prensa estaréis enterados del levantamiento de la Generalidad y proclamación del (Està Català). El 5 por la tarde tendieron sus huestes un número de 8.000 hombres por toda la ciudad. A las 8 de la noche Company declaró la República catalana, y acto continuo salieron las tropas y cañonearon la Generalidad y el Ayuntamiento. Horas trágicas. Parecía el juicio final… Por fin, a las 6 de la mañana izaron la bandera blanca y se entregaron. Por la tarde llegó el Tercio y entró cantando “¿Dónde están los rebasaires?” Ellos querían haber llegado más pronto… Durante 3 días siguió el paqueo y hubo muchas bajas. Hoy reina la normalidad. Pero están las tropas desarmando los pueblos. Gracias a Dios que lo podemos contar. Si el ejército permanece pasivo, aquí tenemos el drama de Oviedo. No obstante, el fuego está debajo de la ceniza. Si no pegan fuerte alzarán cabeza los comunistas; y adiós España. …. [Firma:] P. Crescencio Ortiz. CSSR”
Él es consciente de la persecución que se estaba preparando, y así escribe en la felicitación de navidad a sus hermanos el 24 de diciembre de ese trágico 1934: “Mis queridos Hermanos; Felicísimas Pascuas os deseo de todo corazón. Quiera el Señor que gocéis todos de perfecta salud y el año que viene sea mejor para vosotros que el que está agonizando. Por aquí andamos con vida, y eso que pretendió la Generalidad quitarla a todo fraile y a todo castellano”. En Barcelona, permanecerá hasta los nombramientos salidos en junio de 1936, en los que fue destinado en un principio a América, pero debido a un problema de salud quedó en Madrid, en la comunidad de la Pontificia de San Miguel, donde llegó el 13 de julio de 1936. A penas una semana de su llegada le sorprendió la persecución religiosa. Será uno de los primeros Redentoristas caídos víctimas de la Revolución.


Martirio del P. Crescencio Ortiz

La tarde del día 19 de julio salió de la Residencia de los Redentoristas (Plaza Conde Miranda, nº 2) con el P. Calvo con la intención de hospedarse en la Torre de los Lujanes, en la Plaza de la Villa, donde el P. Calvo tenía buenos amigos entre los conserjes. Pero éstos no se atrevieron a recibir a dos religiosos en una casa oficial. El P. Ortiz prefirió volver al convento y allí pasó la noche del 19 de julio. Esa noche fue muy movida, pues se concentraron los grupos armados en el entorno del Cuartel de la Montaña, donde el General Fanjul se había acuartelado con las tropas que habían secundado la insurrección de las de África, fueron pocos los que se quedaron a dormir en la comunidad. El día siguiente, 20 de julio, celebraron las misas de seis y media y siete y media; pero visto el ambiente que se respiraba alrededor, tuvieron que cerrar la iglesia, consumieron el Santísimo Sacramento y adelantando la hora de la comida, para comenzar la dispersión comunitaria.
A continuación proponemos este video que nos recrea el Madrid de aquella mañana del 20 de julio de 1936 con imágenes de época:

Los primeros en salir de la residencia fueron los PP. Crescencio Ortiz y Ángel Martínez Miquélez, acompañados del H. Gabriel. Buscaron como refugio un piso situado en la vecina calle Redondilla, nº 4, 1º Derecha, donde vivían los hermanos Cosme y Juan Cabot Bestard, y que viendo como estaban las cosas se marcharon a Ugena (Toledo) donde tenían una casa, dejando las llaves del piso a los Redentoristas. Iban los tres Siervos de Dios vestían de paisano y cada uno llevaba consigo sus útiles personales en un atillo.
Por la calle, masas de gentes venían exultantes por el asalto al Cuartel de la Montaña, que había acontecido aquella misma mañana. Alrededor de las cuatro de la tarde los Redentoristas salieron del convento y tomaron la calle de Puño en Rostro. Al llegar a la plaza del Cordón oyeron unas voces que gritaban: “A ésos que son fascistas”. “Fascistas, no. -replicaron ellos- Somos religiosos” (Luís Fernández Fernández de Retana, C.Ss.R. Notas sobre el Martirio de los Redentoristas de las Comunidades de Madrid; manuscrito s.f.: Original en APRM., sec. Mártires, documento sig. 1000001; p. 45; R.P. José María Ibarrola Latasa, C.Ss.R. Nuestros Mártires: Revista El Perpetuo Socorro, Madrid 1940, Volumen XLI, p. 104). Allí mismo estuvieron a punto de ser linchados pero se libraron merced a la intervención de unas mujeres que dijeron a la gente que los Siervos de Dios pertenecían a una embajada. Después de cachearlos y quitarles los rosarios y todo lo que llevaban, los llevaron a un piso donde tenía su sede el Círculo Socialista del Distrito de Latina –Inclusa con domicilio en la calle del Rollo nº 2, 2º Izquierda.

Por las investigaciones realizadas, este círculo fue muy activo, anticlerical y participó repartiendo armas y alentando a sus militantes para rendir el cuartel de la Montaña. El presidente de ese Círculo socialista, donde el presidente había manifestado en numerosas ocasiones su visceralidad contra los “frailes, curas y monjas”; el conserje del mismo repartió las armas en el círculo y participó en la rendición del Cuartel. De allí los sacaron para ejecutar (Cf. Juicios sumerísimos nº 117772 / 1063 y 6887).

Un chico vio como los llevaban dentro de un coche que era conducido por la calle Segovia hacia abajo; desde entonces nada se ha sabido de ellos. Se corrió el rumor de que a un guardia, que fue a las 8 de la tarde a preguntar por ellos, le contestaron: “Llega usted tarde. A las pocas horas de su detención ya los habían fusilado”. Lo más seguro es que ese mismo día los fusilaran en la Casa de Campo, que era la dirección que llevaba el coche.

Aunque sus cadáveres no fueron hallados en su día, hemos podido rastrear la pista que dejaron. Ante el Tribunal de la Causa General de Madrid declaró la esposa del Guarda de la Casa de Ganados de la Casa de Campo (Declaración de Soledad de Oro Ruiz ante la Causa General de Madrid: AHN., FF.CC. / Causa General de Madrid, Leg. 1506/1, Pieza Principal, Ramo 22, fol. 5653), donde residía con su marido, que el día en que cayó el Cuartel de la Montaña, por la tarde, llevaron a un grupo de unos 16 hombres, entre oficiales, soldados y paisanos y los fusilaron en dos grupos a eso de las cinco de la tarde. Los cadáveres fueron recogidos y llevados al Cementerio del Este. Estos cadáveres fueron inhumados en la fosa común abierta en este cementerio para dar sepultura a las personas que habían sucumbido con el Asalto al Cuartel de la Montaña. Según declara al Tribunal de la Causa General un funcionario del Cementerio(Declaración de Antonio Melgares ante la Causa General: AHN., FF.CC. / Causa General de Madrid, Leg. 1506/1, Pieza Principal, Ramo 21, fols. 5568 bis-5568/4, p. 1) tres días después se dio sepultura a 388 cadáveres procedentes del Cuartel de la Montaña y de la lucha en las calles; entre ellos, estimamos que, con toda certeza se hallan los tres Siervos de Dios. Esto explicaría el tiempo que media entre el 20 y el 25 de julio.

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RUMORES DEL MADRILEÑO BARRIO DE LA LATINA

ORACIÓN
Para uso privado
(Con licencia Eclesiástica)
Dios, Padre nuestro, que por el Bautismo incorporaste al Misterio Salvador de tu Hijo al Misionero Redentorista  Crescencio Ortiz y por su profesión religiosa fue asociado a la Obra de la Redención; ya que por la perseverancia en su vocación y la fidelidad a la fe dio testimonio con su vidas de la abundancia de la Salvación, te pedimos que un día sea incorporado por tu Iglesia junto a sus compañeros al número de los Mártires y que por su intercesión nos concedas tu favor y la fortaleza de nuestra fe. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.