La custodia del Seminario Diocesano de San Julián hasta el día 28 o 29 de julio ha estado en manos de la Guardia Civil. Esto ha ocasionado que fuera un espacio de salvación para muchos sacerdotes y algunos religiosos. El P Javier Gorosterratzu, alojados en la casa de D. Elpidio Iranzo hasta el día 28 de julio, para evitar un posible registro, ha pedido al Sr. Obispo ser recibido en el Seminario donde poder evitar los registros. Lo mismo han hecho el P. Julián Pozo y el H. Victoriano, acogidos en la casa de las hermanas Muñoz hasta el día 31 de julio. Enterados de la muerte de los PP. Olarte y Goñi creen encontrar su tabla de salvación en el Seminario; pero lo que allí van a encontrar es una fácil cárcel de sacerdotes controlada por los milicianos. El día 29 los guardia civiles la dejan y su control queda en manos de los milicianos. El día anterior, 28 de julio, el obispo es obligado a dejar su residencia en compañía de su mayordomo Manuel Laplana y de su familiar Fernando Español y son conducidos al Seminario convertido en cárcel. El sacerdote Virgilio de la Rosa junto con su sobrino han sido sacados de su domicilio y fusilados en día 6 de agosto. Todo esto va creando un ambiente martirial en la comunidad presbiteral - cárcel improvisada en el Seminario. Este ambiente llega a su culmen en día 7 de agosto cuando el Sr. Obispo D. Cruz Laplana y Laguna (1921-1936) y su familiar D. Fernando Español son sacados por la noche del Seminario y fusilados en la Carretera de Alcázar de S. Juan.
En todos surge la pregunta: ¿Quiénes serán los próximos en dar testimonio de la fe?
En todos surge la pregunta: ¿Quiénes serán los próximos en dar testimonio de la fe?
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