domingo, 25 de diciembre de 2011

EL LLANTO DE JESÚS

P. Manuel Gil de Sagredo. 
Meditación Navideña (Diciembre 1943) dirigida a las Marías del Redentor.

Virgen con el niño en marfil traida de China
(Conservada en el Museo misionero de los
Redentoristas de Astorga - León)
Entra en la Gruta de Belén y contempla el espectáculo más encantador que jamás han contemplado los siglos. Un Dios envuelto en pañales, tiritando de frío, llorando de pena … la Madre Inmaculada y su padre putativo qué atónitos y compasivos le contemplan.

¿Por qué llora Jesús? Llora porque tiene frío … llora porque ve a su Madre pobre y sin albergue donde cobijarse …. Llora sobre todo porque se ve rechazado de los suyos… llora porque al abrir sus ojos a la luz, ve al mundo envuelto en tinieblas…. Y en su llanto no tiene más consuelo que los brazos de su Madre querida que lo estrechan fuertemente contra su pecho cubriéndole de besos…

Jesús ahora también llora…. Las causas son las mismas, vive en sus Misioneros, siente sus necesidades materiales… falta de vestido en el crudo invierno… falta de albergue… falta de iglesias… falta donde cobijarse sus miembros desvalidos… Y exclama extendiendo su mano para pedir una limosna. “Lo que hicierais al más pequeño de los míos a mí me lo habéis hecho”.

Pero sobre todo Jesús en sus Misioneros siente sed de personas … sed de amor… sed de apóstoles que con sus sudores y fatigas le lleven a otras personas … y llora porque aún hay corazones que siguen envueltos en tinieblas y los apóstoles son tan escasos….

Alma querida al contemplar estos días a Jesús Niño, piensa en su llanto y consuélale como la Virgen Madre, tomándole en tus brazos, apretándole contra tu pecho y cubriéndole de besos, que es lo que haces cada vez que le asistes en la persona de sus Misioneros, procurándoles limosnas que cubran las necesidades materiales, oraciones y sacrificios que hagan más fructífero su sagrado ministerio. Con estos pensamientos alienten tu vida misionera en retaguardia. Que respondas a la realidad siendo para Jesús en sus Misioneros, Madre, y con ellos Redentora a ejemplo de la Madre Inmaculada que hoy contemplas al lado de la Cuna del Redentor.

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