martes, 28 de diciembre de 2010

EL P. SAGREDO MEDITA SOBRE LA HUÍDA A EGIPTO

CAMINO DEL DESIERTO
[Esta meditación la escribió el P. Sacredo estando en la cárcel de Chengtú, al inicio de septiembre de 1951, preveyendo su destino. Entre sus enseres pudo tener un Evangelio en la cárcel, y en trocitos de papel fue escribiendo. En esta meditación el proyecta su situación y el miedo al destino].
“Levántate, toma al Niño y a su Madre y huye a tierras de Egipto" (Mt. 2, 13 b)
.

Así hablaba el ángel en sueños al Sto. Patriarca. ¿Qué había sucedido? El Rey Herodes, dando rienda suelta a su codicia, se disponía a enviar soldados que degollaran a todos los niños de Belén de menos de dos años, como remedio eficaz para acabar con el recién nacido, predicho por los Magos, [como] Rey de los judíos. Obediente a la voz del ángel, S. José hace levantar a la Virgen con el Niño y aquella misma noche se ponen en camino.

Para ellos no hacen falta muchos preparativos pues siendo tan pobres poco tendrían que llevar. Y helos aquí ya caminando por el desierto, hasta llegar a Egipto, tierra de paganos y establecerse en ella como pobres desterrados. ¿Quien adivinaría las privaciones que tuvieron que sufrir en aquel viaje y con el Niño en los brazos, y después, durante los años de estancia en el destierro? Cansancio, hastío, fatigas sin cuento a lo que se unía el recuerdo de la Patria y casita que habían tenido que abandonar; y todo por una persecución tan injusta, hija de la envidia de un Rey, tirano y cruel. Pero todo lo sufren con paz y resignación suma, sin exhalar la más minima queja y siempre bendiciendo al Señor. Medítalo detenidamente y piensa en el espíritu de mortificación que animaba a Jesús, María y José.
Como ellos tú también te encuentras en una tierra pagana y es muy fácil que un día y otro la persecución se levante o general en todo el Reino o particular en el sitio en que te encuentras; y entonces como la Sagrada Familia tendrás que levantarte a una hora intempestiva y dejándolo todo a tus mismos verdugos te conducirán lejos de aquellos que amas porque has engendrado sus almas para Xto. Que pena para tu corazón tener que abandonarlo todo, tu iglesia, construida con tanto trabajo e ilusión, tu celda, tus sermones y, sobre todo, tus catecúmenos y cristianos. Cuántas veces volverás la mirada y tu corazón se sentirá herido de muerte. Y a esto añade el cansancio del viaje, las molestias de las posadas, la incertidumbre de los pasos que das y dónde terminaran y fácilmente el destierro… Si no tienes presente estos santos ejemplos de la Sda. Familia, si no tienes el corazón como ellos desprendido de todo y como ellos amas la mortificación, en estas circunstancias la tristeza y desesperaci6n se apoderara de tu alma y te harán sufrir doblemente y sin mérito. En cambio el espíritu de mortificación te hará ver que estos sacrificios son el precio de la Redención. Que las almas que contra tu voluntad has dejado en medio de la tempestad necesitan de ellos para triunfar. Que su fe depende en gran parte de lo que tú por ellas sufras y cómo lo sufras. Y esto te animara y fortalecerá y en medio de las penalidades de tu destierro encontraras la paz y el consuelo con esperanza de que en día no muy lejano el Ángel del Señor venga a decirte: “Misionero vuelve a los tuyos". Y entonces volverás como dice el E.S. en los Salmos: “Venientes, autem..”
¡Oh Santa Familia! modelo divino en todas las virtudes. No permitas que dormido en la paz no sepa prepararme para despertar el día de la persecución. Dadme vuestro espíritu de sacrificio y mortificación, y haced que desde ahora acepte todos los que la divina Providencia me proporciona en satisfacción de mis pecados y por las almas que me han sido encomendadas. Jesús, .María y José, dadme el espíritu de mortificación.
Cárcel de Chengtú (CHINA) 4-9-1951

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