Biografía del P. Manuel Gil de Sagredo

Misionero Presbítero de la Congregación del Santísimo Redentor, Apóstol en China


P. Sagredo a su regreso de China en 1952

Manuel Gil de Sagredo Arribas nace en Granada el 8 de enero de 1908; bautizado en la Parroquia de los Santos Justo y Pastor el 22 de enero siguiente con los nombres de Manuel Luciano José de la Santísima Trinidad. Sus padres son Manuel Gil de Sagredo Sánchez y Rosario Arribas Ortega; pertenecientes a una familia acomodada, venida a menos; su padre fue maestro de primaria. El domicilio familiar cuando nació Manuel estaba situado en la calle San Jerónimo 70, justo enfrente del Santuario del Perpetuo Socorro. Del matrimonio Gil de Sagredo Arribas nacieron doce hijos, de los cuales únicamente llegaron a la adultez siete; cinco de ellos murieron bien con meses, bien a los pocos años. De aquellos que vivieron, “Manolito” –que así le llamaban en casa-, era el primogénito. Aunque la situación económica de la familia debió de ser en un principio desenvuelta, tuvo que sufrir un deterioro, puesto que se dan varios cambios de domicilios familiares, manifestado esto en las partidas bautismales de los hermanos.

La niñez de “Manolito” fue la habitual en su tiempo, con las alegrías propias del carácter andaluz. Recibió una buena formación académica, dada la posición acomodada de que gozaba la familia. Estudió en el Colegio del Sagrado Corazón, regentado por Joaquín Alemán (donde por esos mismos años estudiaba Lorca). Muchos testimonios hacen pensar que fue instruido religiosamente con cierta sensibilidad para la compasión con los más débiles y el temor al pecado, si bien él mismo describirá su infancia como una época poco piadosa. La muerte de dos hermanos acontecida en 1919-20 le impresionó mucho y él mismo dirá que comenzó a sentir miedo por su propia muerte.

En 1920 había comenzado ya el Bachiller en el Instituto P. Suárez; los misioneros redentoristas Tomás Vega y Gregorio Roldán predican la Santa Misión en la Parroquia de la Colegiata de los Santos Justo y Pastor, a la que pertenecía la familia en aquel momento. Por obligación de su padre, ha de acompañarle a los actos misionales. Mientras la gente los vitorea, él grita: “¡que vivan las niñas de catorce y quince años!”. Nada presagia una vocación religiosa. En las sobremesas familiares surge la broma de preguntar a Manuel si tiene vocación de misionero, y si quiere irse con ellos. La respuesta fue afirmativa: “Pues sí, sí… me marcho”. Y al terminar la Misión, entre el estupor y la alegría de los suyos, Manuel toma el tren y se despedía de su familia, con el fin de cumplir su sueño de ser misionero. Al despedirse de su padre, sería la última vez que le vio.

Ingresa en el Jovenado o seminario menor redentorista de Cuenca en febrero de 1920, pero a los pocos meses – finales de agosto del mismo año-, por el cierre del Seminario de San Pablo de Cuenca, es trasladado a El Espino (Burgos). Por sus estudios anteriores, la dirección del centro le pasa a cursos superiores, decisión que le perjudicaría posteriormente. Era un adolescente sincero y sencillo, alegre y jovial. Terminados los estudios de Humanidades en 1923, a los 15 años ingresa en el Noviciado, cuya sede estaba en Nava del Rey (Valladolid); el 23 de agosto vestirá el hábito redentorista. Emite la profesión religiosa el 24 de agosto de 1924. A continuación es trasladado al seminario mayor redentorista de Astorga (León) donde realiza los estudios eclesiásticos. Destaca por su fervor, compañerismo y rectitud, a veces un tanto excesiva. Demuestra dotes de buen organizador al crear entre los religiosos estudiantes una sociedad de adoración al Santísimo Sacramento y propiciar la posterior consagración del Estudiantado al Corazón Eucarístico. Realizó su Profesión perpetua allí el 9 de enero de 1929; el 14 de junio de 1929 se ordena de Subdiácono y el 15 de junio de 1930 de Diácono. Por motivos familiares es trasladado en secreto desde Astorga a Barbastro (Huesca), acompañado del Prefecto de estudiantes, recibió la ordenación presbiteral, el 6 de julio de 1930, en la capilla particular del obispo redentorista Mons. Nicanor Mutiloa. Celebra la primera Misa al día siguiente en la basílica del Pilar en Zaragoza. Pasando por Bilbao, llega a Santander, donde embarca para Inglaterra con el fin de perfeccionarse en el idioma. Reside durante unos meses en la casa de estudios redentorista de Hawstone. A finales del año 1930, vía Lourdes y Lisieux, llega a Marsella. Allí, el 15 de enero de 1931 zarpa en un barco rumbo a China.

El P. Sagredo (a la derecha) junto a los seminaristas redentoristas 
Su primera residencia en el “país de las flores” será Siping, donde comienza su aprendizaje del chino, que según sus cohermanos fue algo milagroso, pues en poco tiempo pudo comenzar a trabajar por la conversión de los paganos con mucho entusiasmo. En 1932 comienza varios catecumenados y recluta a los primeros jovenistas (seminaristas redentoristas) chinos. En noviembre de 1933 es destinado a la fundación de Chengtú. En la primavera de 1934 participa en varias campañas misioneras regionales junto al P. Cid, con el método misionero-alfonsiano. En marzo emprende una serie de ejercicios a la comunidad cristiana según el método alfonsiano, ministerio en el que obtendrá grandes triunfos. Combina trabajos misioneros con la enseñanza del chino a nuevos misioneros, la atención en la confesión y dirección espiritual a religiosas y seminaristas, y la colaboración en las tareas parroquiales. Su capacidad de trabajo no tiene medida y en varias ocasiones es obligado por los médicos a descansar. En 1938 es nombrado colaborador del Seminario de Chengtú. En 1939 es designado Maestro de Novicios. Un bombardeo nipón obliga a huir con el jovenado y noviciado a las montañas; allí estará hasta 1940 en que regresan a Chengtu. Allí trabajará en la promoción vocacional y formación de las aspirantes chinas a la Congregación de Franciscanas Misioneras de María.

Debido a las guerras chino-japonesa y europea, la situación de la Misión es muy precaria, y el futuro se presenta oscuro. Al no recibir comunicación de España el P. Sagredo es enviado a España junto con el P. Belenguer. Salen de Chengtu el día 13 de enero de 1941 a Chungking. De allí en avión a Hongkong el día 26 de enero. Desde allí a Japón. El día 6 de marzo llegaron a EE.UU., a S. Francisco. Desde allí viajaron en tren hasta New York desde donde en barco viajaron a Coruña donde llegaron el 23 de marzo, con el fin de informar de primera mano acerca de la situación de la misión. Las fronteras con Asia quedan cerradas debido a la extensión de la Guerra Europea a Asia; esto le obligará a permanecer en el territorio patrio hasta el fin de la 2ª Guerra Mundial.

Al llegar a España presenta al MRP. Provincial una relación sobre la tarea apostólica en China; en ella manifiesta que esta se apoya en los siguientes 4 puntos: 1º. Situación de abandono en que se encuentran las comunidades cristianas en China; 2º. Anuncio del Evangelio a los paganos, para lo cual no hay misioneros dedicados; 3º. Celo misionero, tanto en la evangelización extraordinaria como en el ministerio interno, que genera en cristianos y paganos una verdadera respuesta al Evangelio; 4º. La atención al clero y religiosas que necesitan de un cuidado espiritual mediante retiros, pláticas y ejercicios, para lo cual están también formados los redentoristas.

Durante 5 años permanecerá en España, completamente entregado a dar a conocer la misión redentorista de China. Fruto de su primera gira de propaganda misional y de su simpatía y genio misionero funda las “Marías del Redentor”, una asociación laical femenina comprometida con el sostenimiento de la misión en China y con un marcado compromiso social en aquellos lugares donde se establece, nacida en febrero de 1942. En su propaganda misionera por todo el país para dar a conocer la Misión de China, ofrece las Marías del Redentor como una respuesta a la búsqueda de compromiso de muchas jóvenes. En enero de 1942 sale a la luz una hoja de propaganda misionera gratuita llamada “China” que va a “dar a conocer nuestras Misiones entre infieles y proporcionarlas ayuda y protección, sirviendo de enlace entre nuestros Misioneros y los fieles de España”. Junto a toda esta obra de divulgación de la Misión redentorista de China, participará en diversas Misiones por la geografía española y se ejercitará en el apostolado de la dirección y acompañamiento espiritual.

A finales de 1942 es destinado como Prefecto Espiritual de los Estudiantes Redentoristas en Astorga (León) para suplir al que se ocupaba de esta tarea que había caído enfermo. Allí estará hasta marzo de 1943 en que se reestablece el Prefecto. Estos cuatro meses le sirvieron para sembrar en los redentoristas en formación el celo y la inquietud misionera y anima a la creatividad para propagar esa inquietud. De regreso a Madrid continuará con su propaganda misional, sus Misiones por la geografía española y la dirección espiritual en el Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid. Fruto de este trabajo es su promoción vocacional, sobre todo a la vida contemplativa: algunas jóvenes ingresarán en los monasterios de las monjas redentoristas.

P. Sagredo (fila 1ª, nº 3º de la derecha) como Superior de Granada.
En la fila superior, el 1º de la izquierda Francisco Barrecheguren.
En abril de 1944 es nombrado rector de la comunidad de Granada para suplir al anterior, fallecido de forma inesperada. En su ciudad natal estará hasta mayo de 1946. Desde allí desempeñará una intensa labor evangelizadora por toda Andalucía. Realizará mejoras notables en la residencia y el Santuario y será testigo de la clausura del proceso de canonización de la Sierva de Dios Conchita Barrecheguren y del ingreso del padre, el Siervo de Dios Francisco Barrecheguren, de ésta como postulante en la Comunidad Redentorista de Granada.

El fin de la IIª Guerra Mundial le permitirá que regrese a China, enviado como Viceprovincial de la Misión. Abiertas las fronteras, salió de Madrid hasta Lisboa el 6 de julio de 1946; de Lisboa a New York, de New York a Oakland, de Oackland a San Francisco, de San Francisco a Yokoama (Japón); de Yokoama a Pekin, de Peking a Chungkin y de Chungkin a Chengtu, donde llegaba el 20 de septiembre. Este segundo periodo en China está marcado por una intensa actividad. Recobra residencia misionera de Chengtú, en manos de la policía durante el periodo de guerra anterior.

El primer año realiza vuelos a Shangai y Pekín, confeccionando una nueva fundación. El 21 de noviembre de 1946 se abre la casa de Pekín, en la que el P. Sagredo había proyectado crear un gran santuario nacional mariano dedicado a la advocación del Perpetuo Socorro. En junio de 1947 queda inaugurada al culto la iglesia de la casa de Pekin. Trabaja por las vocaciones nativas para la Congregación y en julio de 1948 entrega el hábito al primer redentorista chino, Pedro Shen. Su residencia habitual como Viceprovincial era Chengtú, donde había comunidad de misioneros, atención en la iglesia y donde abre un colegio para niñas llamado “Perpetuo Socorro”. A esto se unen los ejercicios espirituales predicados en la residencia, la evangelización de los paganos con catecumenados de adultos que preparan el Bautismo.

Todo este trabajo se verá truncado por el avance de la revolución comunista. En octubre de 1948 es abandonada la casa de Pekin por el avance de las tropas revolucionarias. El P. Sagredo buscará refugio para los redentoristas de aquella residencia en Macao. En el verano de 1950 el gobierno de Pekín inicia una campaña secesionista que tiene como fin el control de la población y de la Iglesia. Esta pronto llega a Chengtu; el P. Sagredo, desde el primer momento, desconfía de las autoridades del país. Denuncia el cisma que esconde la propaganda que tiene confundidos a laicos y clérigos nativos. Prepara para el martirio o el cautiverio a muchos cristianos.

Para evitar sus manifestaciones públicas, el gobierno ordena su encarcelamiento el 17 de junio de 1951, fiesta de Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro. Totalmente incomunicado, y sometido a un régimen de aislamiento, amenazas, privaciones de sueño y mala alimentación. Es acusado de boicotear al gobierno, amparar a un traidor, favorecer la ayuda de América a Corea, y oponerse a la reforma de la Iglesia católica. De esta prisión fue trasladado a otra con un mayor aislamiento, pero con algo más de comodidad. Permanece en prisión cinco meses. El 24 de octubre tuvo lugar el juicio del P. Sagredo y del P. Fuente; después de confesar su fe, se les condenó a la expulsión perpetua de China. Durante quince días viajaron escoltados por tres policías hacia Hong Kong, con la prohibición expresa de hablar entre ellos.

Llega a Hong-Kong a primeros de noviembre de 1951, y allí se instalan los redentoristas haciéndose ilusiones sobre un próximo regreso a China; y allí buscará una residencia que les permita a los misioneros esperar a las puertas de China. Sale de Hong Kong en las Navidades de 1951. En su viaje de regreso a España, hace escala en Roma y Pagani (Salerno-It.), donde tiene la suerte de asistir al reconocimiento de los restos del fundador redentorista, San Alfonso. El día 29 de enero de 1952 llegaba a Madrid.


P. Sagredo recien llegado de China

Otra vez en España es asignado al Santuario madrileño del Perpetuo Socorro, desde donde se entrega por completo al futuro de la Misión Redentorista de China y a la obra de las Marías del Redentor, proyectando para el futuro la posibilidad de convertirlas a un grupo de ellas en una congregación religiosa. Todo su tiempo es destinado a la misión de China, a través de conferencias, testimonios, predicaciones, novenas, etc. Continúa participando en misiones y ejerciendo dirección espiritual.


El 28 de julio de 1952 llega a Astorga (León) para predicar el triduo a San Alfonso y hacer propaganda misional en favor de China. Allí muere repentinamente el 4 de agosto de 1952, a los 44 años de angina de pecho. El día 1 de agosto predicó el primer sermón con normalidad. El día 2 de agosto se quejó de ciertos dolores intestinales acompañados de fiebre; pese a esto predicó el sermón, pero ya por la noche no bajó a la velada que había organizada, sino que la vio desde su habitación. El día 3 se levantó a celebrar la Eucaristía; como se mantenía la fiebre en 39 regresó a la cama. Le visitó el médico y diagnosticó una infección intestinal. Se quedó en cama ese día supliéndolo el P. Fuente. Esa noche apenas durmió. Al día siguiente la fiebre había bajado, pero el médico dijo que se quedara reposando. Apenas comió pero no retenía ningún alimento. Comió algo a las 4 de la tarde; se echó a dormir y ya no despertó.

Su muerte conmocionó la ciudad de Astorga, la de Granada y a cuantos le conocieron. El sentir fue unánime: “era un alma hermosa”. Tierno, noble, recio e intrépido, consagró su vida a la misión y su libertad a la unidad de la Iglesia. Al morir su fama de santidad comenzó a divulgarse y a aclamarlo como mártir de la fe y la Iglesia Católica. El mismo Cardenal Tien, Arzobispo de Pekin en aquel momento escribió a los Redentoristas de Hong Kong estas palabras: «Me puse muy triste al enterarme de la muerte de nuestro Santo Superior, el P. Sagredo. No me cabe la menor duda de que murió como un testigo de la fe católica, que durante su vida en China propago con un ardiente celo. No me sorprendería verle beatificado y canonizado puesto que ciertamente practico la virtud en grado heroico.».

Su fama de santidad ha traspasado el tiempo a lo largo de 60 años y aun perdura entre aquellos que le conocieron y entre otros que han venido detrás de ellos. Quedan testimonios de personas que aseguran que han recibido favores por su intercesión, quedan objetos que tocaron su cadáver antes de recibir sepultura en el Cementerio de Astorga (León), sus cartas espirituales se han editado mediante papel de calco a modo de epistolarios, sus rosarios, cruz misionera, cruz de profesión, hábito redentorista y concha de bautizar son guardados con cariño… Todo ello nos da la idea de la fama de santidad que aún perdura en nuestro tiempo.

6 comentarios:

  1. Que bueno saber un poco de la vida de este redentorista. Que siga intercediendo por la Mision en China y que los redentoristas puedan algun dia continuar su mision... RMV

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  2. En los genes Gil de Sagredo perdura su carisma y lo recordaremos siempre y nos sentiremos orgullosos de su gran hazaña.

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  3. Soy hija de una prima hermana suya y de verdad, por mi madre, que ya está con su adorado tío ya que era mucho mayor que ella y no podía verlo como su Primo, me hubiese gustado conocerle en persona por su alma sencilla, noble y generosa con los menos privilegiados. Bendito sea siempre

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    1. Abel Rodriguez Gomez, podria charlar con usted? Mi email es antonimq@gmail.com

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