jueves, 21 de abril de 2011

LA EUCARISTÍA FUENTE DE PAZ

[Hoy, Jueves Santo, quiero compartir esta comunicación del P. Sagredo sobre la eucaristía. La presente Comunicación del P. Manuel Gil de Sagredo tuvo lugar en el XXXV Congreso eucarístico de Barcelona el día 29 de mayo de 1952 dedicado a la Eucaristía y la Paz individual y social (Actas del XXXV Congreso Eucarístico internacional de Barcelona. 1952, Vol. II, Barcelona 1952, pp. 89-93 y 112-115]


“Y mientras navegaban por el mar se hizo una gran tempestad y las olas entraban en la barca y estaban en peligro” (Lc. 8, 23).


En esta navecilla de los pobres pescadores de galilea los santos han visto siempre simbolizada la nave de la Iglesia, que mientras navega por el mar de la vida se encuentra con frecuencia en medio de la persecución. Cuanto menos se espera la tempestad se desencadena sobre ella y amenaza hundirla. Pero ella marcha tranquila en medio de las olas encrespadas, porque lleva en su seno al Dios Eucaristía que, aunque a veces parece dormir, siempre y sobre todo en los días amargos de la persecución, es para el alma y para la iglesia perseguida, manantial de luz, principio de fortaleza, bálsamo de consuelo… Y el alma al sentirse iluminada, fortalecida, consolada, marcha serena en pos del Maestro por el camino del Calvario para inmolarse como él y con él en manos de sus enemigos, por el triunfo de la Iglesia, su Madre.

Al presentar esta memoria mis palabras no serán sino el eco de tantos Misioneros y cristianos como en las Cárceles de China sufren por Cristo, por su Cuerpo Místico, que es la Iglesia. El haber vivido entre ellos durante dos años en medio de la lucha gigantesca que los poderes de Satanás libran a la Iglesia, me da la esperanza de que mis palabras, aunque mal pergeñadas, sean escuchadas con atención por todos los que, preocupados con las incertidumbres de la hora presente, vuelven hoy sus miradas ansiosas al Dios Eucaristía, que es el Príncipe de la Paz.

I. LUZ

Y decíamos en primer lugar que la Eucaristía es fuente de luz. En esta percepción las tinieblas quieren apagar toda luz: la luz de la fe que niegan; la luz de la inteligencia que quieren absorber y transformar. Nunca como ahora la mentira se quiere disfrazar con la luz de la verdad, la esclavitud con las melodías de la libertad. En uno de los interrogatorios a que fui sometido, se pasó un agente de la policía dos largas horas para probarme que la reforma de la Iglesia que ellos querían hacer, no era contra el Papa, sino sólo para purificar la Iglesia de los elementos imperialistas. En todas las reuniones se habla de la libertad de la religión mientras se echan sobre los Misioneros las más terribles calumnias. Se habla del amor de la patria en términos encendidos y se condena al mismo tiempo de antipatriotismo al que no se pasa al cisma o no acepta las doctrinas materialistas. Y esto no se hace enseguida por medios violentos, sino que se va preparando a fuerza de diversas reuniones, cursillos muy parecidos a los ejercicios espirituales, juicios públicos y toda clase de propaganda, que no se contenta con quedarse en las calles, sino que va al seno de las familias, a la Iglesia y al individuo en particular a quien procuran volver loco a fuerza de juicios e interrogatorios. Tenemos a la vista el juicio del Cardenal Mindzenty. Yo mismo estuve en un interrogatorio 14 horas seguidas. Por medios llenos de hipocresía se procura cambiar las ideas; hipocresía que lleva a un cinismo jamás imaginado. V. gr.: "La religión es buena,- dicen al terminar el sermón un día-, pero vosotros no conocéis al Misionero. Mirad lo que de él dice el mismo Jesús". Y traen todas las invectivas del Señor contra los escribas y fariseos. Estamos verdaderamente en la lucha de las tinieblas contra la luz. Y par eso nunca más que ahora necesitan los cristianos de esa luz divina que les haga discernir la verdad de la mentira. Nunca más que ahora necesitan de Aquel que se llamó a Si mismo "la luz del mundo", y que para seguir dando luz en medio de las tinieblas, se quedo entre nosotros en su divina Eucaristía.

En un puebleciIIo del oeste de China, el Misionero indígena se ha visto forzado a abandonarlo. La Iglesia cerrada, los objetos de cuIto profanados en bailes comunistas, y comienza la lucha buscando a los cristianos para imbuirles de las ideas comunistas. Pero allí había unas monjitas chinas que aunque habían dejado el habito seguían al frente de aquella cristiandad, dirigiendo y consolando a los cristianos. No tienen a Jesús Eucaristía y ésta era su mayor pena. Una de ellas finge un viaje necesario a la Capital. Y a su vuelta se lleva a Jesús escondido en la gorra de enfermera comunista. Jesús en aquel copón improvisado hace dos días de camino por pueblos paganos entregados al comunismo. Sobre su cabeza llevaba la Luz en medio de las tinieblas... y las tinieblas no la conocieron. Pero los de la luz, que vivían en aquel pueblecillo, la conocieron y Se vieron repente iluminados. Desde aquel momento ya no dudaron de la actitud que debían tomar y las monjitas siguen dirigiendo a la luz de Jesús a aquellos pobres cristianos. Y ¡cuantos de esos ejemplos se pudieran citar de almas que en estos días de persecución, llenas de duda y temor se han acercado a la Eucaristía y en una fervorosa Comunión han hallado la luz y con ella la seguridad de su fe!

II. LA FORTALEZA

Y con esta luz y seguridad de su fe el cristiano encuentra también en la divina Eucaristía la fortaleza para defenderla, hasta dar su vida por ella en el martirio. "Padre, -me decía una joven llena de santo entusiasmo-, ahora meterán en la cárcel al Padre, y después iremos nosotras. ¡Que dicha! ¡Quién nos iba a decir que, tan sin merecerlo, íbamos a tener la gracia del martirio!" Y para prepararse comienza con su hermana y su padre haciendo una confesión general. Después una pregunta: "¿Qué hacemos para mantenernos en la fe?". “La Comunión, hijos míos; la comunión frecuente". Y el padre venia todos los días, y ellas, las dos hermanas alternando se acercaban al celestial banquete para recibir el Pan de los fuertes. Y en verdad, ¡qué fortaleza tuvieron que desplegar! iPor pobreza vivían refugiados en casa de su tía! Pero esa tía se había pasado a la reforma y amenazó con echarlos de casa. ¡Qué lucha diaria en el mismo seno de la familia ... ! "Iremos a pedir limosna", decía el padre. Y las hijas, alentándole: "No temas, Dios no nos abandonara". El Misionero fue encerrado en la cárcel como todos preveían y, al poco tiempo, ellas eran llamadas a la Comisaria para sufrir un largo interrogatorio. Sus respuestas iban llenas de divina sabiduría. Al fin, llenos de indignación, después de maldecirlos y llamarles perros europeos, exclamaron enfurecidos: "¡Todavía no sabéis cual es vuestra Patria!" Y la mayor, con serenidad y noble entereza, les respondió: “Nuestra Patria es el Cielo". Los jueces bajan los ojos y les mandan salir. Pero no cesaron en su persecución. Las dos hermanas comenzaron a ser el tema de círculos de estudio. Estaban obligadas a asistir y en ellos se a buscarlas les ponía de pie para injuriarlas y hacerles preguntas capciosas. Más de una vez vinieron a la Iglesia muy de mañana; pero el Amigo del Sagrario se daba maña divina para burlar sus acechanzas y entrar en su pecho para fortalecerlo. Sólo había una preocupación para estas niñas: el temor de no poder recibir algún día la Sagrada Comunión.

Al mismo tiempo que ellas, otras jóvenes de 14 a 16 años fueron igualmente sometidas a un interrogatorio que duró ocho horas para obligarles a hablar contra el Misionero. Pero tuvieron que darse por vencidos ante la constancia de aquellas niñas, que en sus luchas contra el ambiente comunista del Colegio se Levantaban a las cuatro y media de la mañana para poder oír la Misa y comulgar y volver al Colegio antes que las compañeras se hubieran levantado. Alimentadas con el Pan de los Ángeles, tenían fuerza para luchar un nuevo día.

jAyI, me decían las monjitas chinas, cuando se trataba de buscarles un medio de vida por si los Misioneros llegasen a faltar: "Padre, pero ¿cómo nos arreglaremos para comulgar? La Comunión es lo único que nos puede sostener ... ". Y la Comunión era lo que las sostenía y hacia triunfar de las vanas aprensiones, del respeto humano, del empuje de la masa y, sobre todo, lo que las mantenía firmes en los interrogatorios. Una de ellas estuvo atada a una columna en un juicio popular; otra atada con cuerdas como si fuera un saco de paja. A principios de este mismo año fueron sometidas estas monjitas chinas a tres semanas de ejercicios espirituales comunistas. Es decir, un cursillo de indotrinación comunista continuado todo ese tiempo. No dudaron un momento de su fe, a pesar de todas las insidias y vejaciones. El día de la Inmaculada las dejaron sin comer, sin duda para que ayunaran en honor de la Virgen, pero no supieron privarlas del manjar celestial que sostuvo también sus cuerpos ... Otros días, cuando iban a comer, les quitaban las tazas, diciendo: "Eres indigna de comer el sudor de los campesinos". Pero en medio de esta lucha el Esposo de las Vírgenes les proporcionó unos días de expansión y consuelo. Se iba a celebrar el año nuevo chino, y dieron unos días de vacación en la escuela de enfermeras donde ellas se encontraban, pudiendo -violando la vigilancia – ir, separadas, al escondrijo que en el palacio episcopal tenía una Madre española que estaba a su cuidado. Qué alegría, qué saltos de gozo, qué comentarios tan graciosos en presencia del Amado, qué era al mismo tiempo su Alimento... Y en esos días encontraron las cartas de los Misioneros desterrados que las llenaron de .consuelo.... Pero pasaron los días de tegua y de los pies de Jesús Sacramentado, fortalecidas, se separaron para continuar con más ardor el combate. A una de ellas, en pleno juicio estudiantil, le escupieron, le tiraron tierra, le desgarraron el vestido y después la llevaron a la cárcel. Comenzaron por dejarla un día y una noche sin comer ni dormir para que tuviera más tiempo de examinar su conciencia sobre los pecados cometidos en contra del comunismo. Jesús, sin embargo, no la abandono y una niña de la Santa Infancia logro llegar hasta ella... Y por su medio pudo escribir unas líneas que nos muestran su temple: "Esté tranquila y no tema. Jamás diré nada contra los Misioneros, ni contra el Santo Padre. Han podido encerrar mi cuerpo, pero mi alma queda libre". Y libre, con la libertad de los hijos de Dios, sigue en la cárcel, sin más ansias que las de poder recibir al menos de vez en cuando, a su Dios Eucaristía, que es al mismo tiempo su fortaleza y su consuelo...

III. CONSUELO

SÍ, porque nunca mejor que en los días de la persecución sienten las almas "que estar con Jesús es dulce paraíso". Por eso recibir a Jesús es el más ardiente deseo de los cristianos y misioneros perseguidos y más todavía encarcelados. ¡Qué alegría tan intima sienten cuando escondido entre alimentos ordinarios encuentran el Pan del Cielo 0 cuando sorprenden tan divino hallazgo entre los pliegues de un vestido!, Así podían recibir la comunión cinco monjitas Franciscanas de María que tuvieron por cárcel su propio gallinero. ¡Qué consuelo y que alegría verse con Jesús en medio de la prisión! Y con ese mismo Jesús en el pecho atravesaron las calles de Chengtu, entre soldados con bayoneta calada, para dirigirse al jardín público de la ciudad donde les aguardaban 40.000 espectadores, que debían asistir a su juicio. ¡Qué serenas y sonrientes iban ... ! Llevaban consigo al Dios Eucaristía, Fuente de Paz y de toda consolación. En cambio, que pena cuando después de un día en que se esperaba con ansia el Pan de los Ángeles queda el Misionero desilusionado en su cárcel, pero aun entonces tiene un consuelo: piensa que el que todo lo puede también puede con un nuevo milagro venir hasta él y hace con todo fervor la comunión espiritual, encontrando en ella el bálsamo divino al mismo tiempo que la fortaleza para seguir crucificado con Cristo.

No puedo continuar... Allá lejos en las regiones de China la divina Eucaristía ha encendido una gran luz que al mismo tiempo que ilumina, sostiene y consuela a tantos Misioneros y cristianos perseguidos, convirtiéndose en fuente de paz para las almas y esperanzas de paz para la Iglesia. Unamos nuestras súplicas a las de tantos encarcelados por la fe y repitamos: Corazón eucarístico de Jesús, da el triunfo a tu Iglesia ... da la paz al mundo ...

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