El H. Nicesio no hizo sólo su viacrucis personal. Desde que
salió de la Comunidad estuvo acompañado del H. Gregorio Zugasti; dejándose
llevar de su corazón compasivo, fue cuidador, apoyo y lazarillo del anciano
Nicesio, compartiendo con el el viacrucis y el martirio. Por esa razón muchos
lo califican de mártir de la compasión y la caridad.
Infancia,
juventud y vocación
Un día 12 de marzo del año 1884, en Murillo de Yerri, un pueblo
de Navarra, no lejos de Estella, nació un niño; sus padres fueron Patricio Zugasti
y Petra Fernández de la casa de Esquide (Registro civil de Arizala – Yerri, Sección
1ª, Libro 11, folio 62). Fue bautizado ese mismo día con el nombre de Gregorio
(Parroquia de San Esteban de Murillo de Yerri (Navarra),
Libro de Bautismos nº 1, folio 135, nº 1). El niño fue creciendo junto a sus seis
hermanos, en una familia de agricultores y viticultores.
Fue iniciado en la fe,
como era lo propio de una familia católica, recibió la confirmación el día 9 de
junio de 1888 en la
Parroquia de Nuestra Señora de Eguiarte (Navarra) (Parroquia
de San Esteban de Murillo de Yerri (Navarra), Libro de Confirmados nº 1, folio
19 y 19 bis). Del ambiente religioso familiar dan pruebas la vocación de
Gregorio, la de su hermano Julián (Redentorista), la de su hermana Micaela
(Concepcionista de Los Arcos). Por el trabajo que después desarrolló siendo
redentorista, sabemos que de niño, además de colaborar en las tareas
familiares, asistió a la escuela donde fue iniciado en la lectura, escritura y
reglas aritméticas; debió de ser un chico aplicado, pues después se convirtió
en el maestro de sus hermanos: “Teníamos un maestro que no servía para nada, y
él nos enseñaba todo lo de la escuela, nos daba premios los domingos por saber
las lecciones, y tenía lotería y baraja para los días de fiesta” (Carta de
Leandra Zugasti, hermana de Gregorio).
Vista de Murillo de Yerri (Navarra) |
Conforme fue madurando, se despertó en Gregorio un profundo
sentido religioso, cuidando su vida de piedad, comulgando con frecuencia y
alimentando su piedad con la lectura. Su hermana Leandra nos lo cuenta en la
carta anterior: “Se iba a Ugarte a comulgar un domingo, y al siguiente a Rocamador
de Estella, y trajo de la tía de Esquide, de la plaza de San Juan, el Año Santo,
o sea, doce libros, cada uno de su mes, y se pasaba mucho tiempo leyéndolos”.
Durante su juventud fue incrementando el deseo de agradar a
Dios, rechazando aquello que veía como contrario a la voluntad de Dios; su
hermana nos lo cuenta de nuevo: “… Él siempre estaba en casa, con mucho arte
para todo, y cuando llegaba Carnaval nos compraba merienda para que no saliéramos
a verlo, y sobre todo los ‘zamarreros’, que eso lo inventaron los malos y
nosotros eso no queríamos verlo... El día de Jueves Santo desde que moría el
Señor hasta que resucitaba estaba a pan y agua y los viernes decía que eran día
de penitencia. Cuando se marchaba fraile decía que sus mayores glorias serían
morir mártir”. Por el contrario, se fue manifestando en Gregorio la
búsqueda de la soledad, la ascesis y la oración, que le fueron inclinando hacia
la Vida
Religiosa. Después del servicio militar ingresó en la Congregación del
Santísimo Redentor.
HH. Felipe y Gregorio Zugasti |
En 1906 entra de postulante en Pamplona (Navarra) y a los
pocos meses, el 28 de diciembre, viaja a Astorga (León), donde es acogido como
postulante con el oficio de aprendiz de cocinero. En marzo de 1908 marcha a El
Espino (Burgos) donde inicia su Primer Noviciado el 16 de octubre de 1908 con la
vestición del hábito redentorista, teniendo de maestro al RP. José Chavatte.
El 18 de abril de 1909 termina el Noviciado y en mayo es
destinado al Perpetuo Socorro de Madrid, aún como novicio, como auxiliar en la Administración de la Revista del Perpetuo
Socorro. En esta comunidad y desplegará su vida como Misionero Redentorista,
con la excepción de dos periodos de tiempo: desde enero a mayo de 1909 es
cedido a la Comunidad
de San Felipe de Cuenca para hacer de enfermero; desde junio de 1912 reside en
El Espino para hacer su Segundo Noviciado, que termina con su Profesión Religiosa
el 25 de diciembre de 1912 (Liber secundus Professionis Laicorum de la Provincia de Madrid
C.Ss.R., folio 64 (1912), nº 64: APRM).
H. Gregorio (en el centro) en el Perpetuo Socorro en 1916 |
Físicamente era un hombre fuerte y corpulento; como
rasgos de personalidad, era muy trabajador y ordenado, servicial, prudente, serio,
respetuoso y obediente; como religioso se mostraba piadoso y sumamente
caritativo. Desde su profesión en 1913 trabaja en la Administración de la Revista del Perpetuo
Socorro como oficial y gerente. Será un Misionero de la caridad y la compasión
en la vida ordinaria. De esta caridad y abnegación tenemos una buena prueba en
su conducta con su compañero de martirio el anciano H. Nicesio, al que unió su
destino por no dejarle solo en su ancianidad.
Por su trabajo conocía muy bien Madrid, y mantenía relación
con muchas personas, lo que le hubiese permitido salvarse. Pero su corazón
compasivo y caritativo, no le permitieron desentenderse del H. Nicesio, viejo y
casi ciego, y que hacía poco que había llegado de Santander; y le unió a su
suerte.
MARTIR DE LA COMPASIÓN Y LA CARIDAD
H. Gregorio (centro - fila trasera) en 1930 en el P.S. de Madrid |
Entre los cadáveres sin identificar inhumados en Vallecas
aparecieron 2 recogidos el 16 de agosto de 1936 en el km. 7 de la Carretera de
Castellón; el numerado como cadáver nº 61 pertenecía a una persona de unos 65
años de edad, con las marcas en la ropa interior “S+R”, y poseía una carta
dirigida a Gregorio Zugasti con la dirección de Manuel Silvela 14 de Madrid.
Según el Acta de defunción, se trataba de “un hombre sin identificar de unos
sesenta y cinco años, estatura 1,800, complexión fuerte, pelo blanco algo
calvo, vistiendo traje negro a rayas, camisa blanca a rayas, tirantes azules,
cinturón de cuero, calzoncillo blanco y largo, medias negras con la marca S.
una cruz y R zapatillas negras y gorra marrón falleció en el kilómetro siete el
día de ayer a las cinco horas próximamente a consecuencia de fractura de la
base del cráneo” (Acta de defunción de Gregorio Zugasti: Registro Civil de
Madrid, Sección 3ª, Tomo 57-31, fol. 263).
El cadáver fue inhumado en el Cementerio de Vallecas
(Madrid), en fosa común, en la zanja nº 2, cuerpos 3 y 4. El 4 de julio de 1940
se procedió a la exhumación, a su identificación y trasladado al Panteón de los
Redentoristas en el Cementerio de la Almudena de Madrid, donde reposa
actualmente.
ORACIÓN
(PARA USO PRIVADO)
Por mediación del S. de Dios Gregorio Zugasti Fernández de
Esquide
Padre, que concediste a tu Siervo Gregorio un corazón
compasivo para con el prójimo más débil y aumentaste su caridad para jugarse la
vida en solidaridad con el hermano; te pido me concedas un corazón compasivo y
solidario para ser buen samaritano de mi prójimo. Por Jesucristo nuestro Señor.
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