A las 3 de la madrugada del día 24 de octubre de 1903 nacía
el cuarto hijo de Sandalio Perea y Saturnina Pinedo en el pueblecito de Múrita,
perteneciente a la Junta Municipal del Valle de Losa (Burgos). Recibió el Bautizado
el mismo día 24 de octubre, recibiendo el nombre de Rafael.
La familia se dedicaba a la agricultura y tenía una
profunda piedad cristiana, por lo que dio a sus hijos una sólida formación cristiana
y una iniciación a la vida de piedad; como expresión de lo que se vivía en el
hogar, el mayor de los hermanos, Eduardo, en septiembre de 1909 dejó el hogar
familiar para prepararse como Misionero Redentorista. Contaba Rafael contaba 8 años, recibió la
Confirmación en el cercano pueblo de Orduña (Vizcaya) el 31 de marzo de 1911. Recibió
la Primera Comunión y en su pueblo se
convirtió en el monaguillo indiscutible.
Iglesia de Múrita |
Estando de misiones en un pueblo cercano el redentorista R.P.
Aniceto Orive, lo animó a hacerse misionero. Desde entonces ya no pensó más que
en ir a El Espino (Burgos), el Seminario de los Redentoristas de España, donde antes
le habían precedido su hermano Eduardo y su primo Daniel Pinedo, que para
entonces se encontraban ya en el noviciado. Y allí llegó un 13 de septiembre de
1915. Después de 3 años, tuvo que salir pues le costaba el estudio y tenía un
grave problema de vista en tal grado que temieron que, con el tiempo, podría
quedarse ciego; por eso, con gran sentimiento suyo, tuvo que volver a su casa
el 8 de septiembre de 1918.
En Murita hizo de sacristán hasta que, un año después, sus
padres lo llevaron a Valladolid y lo colocaron como recadero en el Colegio de
los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Allí se ganó las simpatías de los
Hermanos, que pusieron en él las mejores esperanzas, seguros de que terminaría
por quedarse con ellos.
Pero Dios le tenía preparada una sorpresa a Rafael: el 19
de febrero de 1921 se ordenaron de sacerdotes su hermano y su primo, en Astorga
(León). Con esa ocasión acudió junto con su familia, y viajó desde Valladolid a
Astorga; en una entrevista con su hermano neopresbítero, quedaron que este
hablaría con el Prefecto para que ingresara en la Congregación del
Santísimo Redentor en calidad de Hermano
coadjutor. Pronto le escribiría dándole la respuesta afirmativa. La alegría de
Rafael fue inmensa, al ver colmadas sus aspiraciones de ser religioso.
Vida en la Congregación del Santísimo Redentor
Familia día de la Ordenación de su hermano y primo |
Rafael llegaba a Nava del Rey (Valladolid) el día 15 de
abril de 1921; llegaba a Nava del Rey (Valladolid) y el 26 de febrero de 1922
vestía el hábito Redentorista, adoptando el nombre de Máximo; bajo la dirección
de su maestro, el R.P. Rafael Cavero, culminó el noviciado, profesando el 27 de
febrero de 1923.
Su vida como Misionero Redentorista de desarrolló fundamentalmente
en las casas de Astorga y Madrid, sirviendo a sus hermanos en los oficios de
cocinero, portero, sacristán y ecónomo. Si en algo destacó fue que era un
hermano servicial y habilidoso, querido en la comunidad. Después de su
profesión fue destinado a la comunidad madrileña de San Miguel; en agosto de
1925 fue a El Espino (Burgos) para hacer el Segundo Noviciado, que terminó con
su Profesión Perpetua el 27 de febrero de 1926.
H. Máximo con su hermano el P. Perea |
En El Espino quedó como Hermano cocinero hasta
mayo de 1927. El 23 de mayo de 1927 fue destinado a la comunidad de Astorga (León)
como portero, sacristán y ecónomo. Salvo unos meses en 1928 y 1929 que estará
ayudando como peón de albañil en el Espino y Santander, en Astorga (León)
estará hasta junio de 1933. El 28 de
junio de 1933 va destinado a Madrid, al Santuario del Perpetuo Socorro, como
portero y ecónomo. En Madrid permanecerá hasta el día de su muerte.
Para cuantos le conocieron, destacó por su carácter bueno,
afable y abierto, su prudencia y recto juicio
y su laboriosidad e ingenio; a esto une la abnegación, la obediencia, la
modestia y la piedad.
Pasión y martirio
El H. Máximo salió de la Residencia del Perpetuo Socorro de
Madrid el 20 de julio de 1936 y fue a hospedarse con el P. José Mª Urruchi, en
casa de D. Roberto González Nandín, número 3 de la calle de Manuel Silvela. A
los pocos días, debido al peligro que corría en la casa de Dª Emilia Alcázar el
H. Pascual, se intercambió con él.
A los pocos días salió de allí, y se dirigió hacia la casa
de la Sra. Ana Mª Sánchez, viuda de Montenegro en la calle Jenner, nº 5, 2º
izquierda donde coincidió con el R.P. José Morán. Por estas fechas aún no
conocía el miedo y salía con frecuencia a la calle, pero varios encuentros con
los milicianos y le hicieron perder la serenidad. Después de un registro en la esta
casa, tuvo que salir sin rumbo cierto en busca de otro refugio.
A primeros de agosto se le ocurrió llamar a la lechería de
D. Juan Redondo, en el número 16 de la calle Juan de Austria. El lechero junto
a su esposa, tres hijas y nietas, le dijo que podía ir, pero que entrara de
modo que nadie se percatara de su presencia. Así lo hizo y allí permaneció hasta
el 24 de septiembre de 1936 en que, por fallecimiento del dueño, tuvo que
cambiar de refugio. En ese lugar coincidió con el P. Jorge Cámara, también
redentorista.
Cuando el H. Máximo salió de aquel hogar, se hospedó ese
mismo día en la pensión situada en la calle de Santa María nº 45. Allí estuvo
hasta las 2 de la madrugada del 2 de noviembre, día en que se lo llevaron preso
los milicianos, tal como lo precisa el dueño de la pensión, D. Federico García:
“el 2 de noviembre en un registro a la pensión de los milicianos se lo habían
llevado y que ya no se supo más de él”.
Junto al H. Máximo se llevaron también a un joven llamado
Ángel Bellot, pero éste regresó a las 4 de la madrugada. Éste contó que fueron
llevados a una Comisaría, y después a la checa de Fomento; allí fueron sometidos
a interrogatorio, y el Hermano dijo que
era albañil. Pusieron en sus manos una pala y le mandaron hacer mezcla. Salió
mal de la prueba. Entonces dijo que era labrador; pero no tenía manos de
labrador. Por fin declaró lo que era: reliigioso. El policía, que volvió a la
pensión acompañando al joven Ángel Bellot, dijo que el Hermano lo pasaría mal
por haber tratado de engañarles. Nada más se supo de él.
En la mañana del día 3 de noviembre de 1936, su cadáver fue
recogido en Ciudad Universitaria de Madrid. Nadie reclamó el cadáver, por lo
que pasó a engrosar los listados de cadáveres sin identificar. Llevado al
Anatómico forense, le practicaron dos fotografías y adjuntaron a ellas los
datos del cadáver. Recientemente, mediante un estudio forense se ha podido
descubrir la identidad del cadáver como perteneciente al Siervo de Dios. El
Médico forense afirma que el rostro está muy desfigurado por el sufrimiento del
que fue objeto y de la desnutrición propia de una persona que llevaba unos
meses mal nutrido.
El cadáver fue llevado al Cementerio del Este (hoy de la
Almudena) de Madrid, e inhumado el día 5 de noviembre de 1936 en la sepultura
temporal situada en el cuartel 14N, manzana 39, letra E, cuerpo 13ª; fue exhumado
en 1948 y vuelto a inhumar en otra sepultura temporal situada en la meseta 5ª,
cuartel 1, manzana 79, nº 6. Finalmente
fue exhumado el 9 de noviembre de 1961 y conducido a Cuelgamuros, a la Basílica de la
Santa Cruz del Valle de los Caídos
(Madrid), donde descansa en la
Capilla del Santísimo.
ORACIÓN
(PARA
USO PRIVADO)
Por
mediación del S. de Dios H. Máximo Perea
Padre, que llamaste a tu hijo Máximo a la vida Religioa y lo condujiste por el camino de la humildad y el servicio, te pido por su intercesión, me concedas tu espíritu de humildad para caminar en mi vida guiado por el servicio desinteresado a mis hermanos con total gratuidad. Por Jesucristo nuestro Señor.
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