lunes, 6 de febrero de 2012

BEATO JOSÉ JOAQUÍN ERVITI INSAUSTI (C.H. PASCUAL)

Infancia de José Joaquín


Echalecu es un pequeño pueblo y capital del navarro Valle de Imoz. Allí, en la en casa Zapatañenea, situada en la calle de San Esteban, vivían en el número 19 un matrimonio vascoparlante de agricultores, llamados por Miguel Francisco Erviti Erviti y Micaela Insausti Nuín; él era del mismo pueblo; ella del vecino pueblo de Muzquiz.

El día 15 de noviembre de 1902 a las 1 de la mañana recibieron con alegría el nacimiento de su undécimo hijo, un varón que fue bautizado al día siguiente en la Iglesia Parroquial de San Esteban Protomártir con el nombre de José Joaquín. Vendría después de éste el último de los hijos.

El día 5 de septiembre de 1904 José Joaquín recibía el sacramento de la Confirmación la vecina Parroquia de San Cristóbal de Beiz de manos del Arzobispo de Pamplona, D. José López de Mendoza, que se encontraba de Santa Visita Pastoral en el Arciprestazgo de Larraun, al que pertenece Echalecu. Como ootro hermano se llamaba Joaquín, todos conocían a José Joaquín por el nombre de José.

El sacerdote del Echalecu, D. Pedro Juan Erviti y Ciganda, creó en 1903 una fundación con su patrimonio personal, dedicada a ofrecer la instrucción primaria gratuita para los alumnos del lugar. José, como era conocido, se puedo beneficiar con esta oferta del párroco, a la par que se iniciaba en la vida de piedad y ayudaba en casa cuidando del ganado: “mi oficio era ayudar a misa, ir a la escuela y cuidar el ganado” (Curriculum vitae, p. 1). A los siete años perdió a su madre, y su vida sintió un vacío. Además de ir a la escuela, y cuidar el ganado y ayudar a la Eucaristía adquirió la costumbre de la confesión y comunión frecuente, que nunca abandonó: de niño cada semana y cuando fue adulto todos los meses. Esta vida de piedad fue generando en su corazón el deseo de abrazar la vocación de especial consagración a Dios.

Iglesia de Etxaleku
Vocación de José
 

“… no sé de donde se me vino otra vez el deseo de dejar el mundo y el celo de los infieles. Me puse a pensar seriamente y dije entre mi que aquella era la tercera vez y que tenía mucho significado la tercera vez. Empecé a temblar que aquella seria un llamamiento y tal vez la ultima” (Curriculum vitae. pp. 3-4).

José relee su llamada vocacional desde la del profeta Samuel y descubre como recibió por tres veces la llamada de Dios.

  • 1ª Llamada: A los 14 años se despertó en él el deseo de ser sacerdote; se lo trasmitió a su padre, en el que se encontró una oposición. Pasaron 2 años y cuando tenía ya 16 años y su padre ya estaba dispuesto a que estudiara para sacerdote, pero se desanimó por tener que estudiar.
  • 2ª Llamada: Cuando contaba 18 años sintió uno deseo grande de ser religioso e incluso Misionero, pero entonces se sintió demasiado atado a su tierra. Se fue dando mil escusas para no responder a la llamada, creyendo que serían ilusiones suyas. Estando con esos pensamientos le llegó el momento de cumplir con el servicio militar obligatorio, se alistó en la Caja de reclutas como soldado de cuota; se trasladó a Pamplona, a la casa de un primo, para hacer la instrucción militar. En 1923 comienza la guerra de Marruecos y teme ser movilizado. Se produce en ese momento un retomar la vida de piedad y la oración, asistiendo todos los días a la Eucaristía. “El día del sorteo me confesé y me comulgué e hice un acto de conformidad con la voluntad de Dios, dije que no pedía expresamente que saliera libre, pero que me librara de los enemigos de la guerra o sea de los mozos, y que yo estaba dispuesto a prestar servicio si su voluntad era que yo fuera soldado” (Curriculum vitae. P. 3). En el sorteo quedó libre de cupo, por lo cual regresó a su casa y volvió al cuartel al año y medio para hacer el servicio que le correspondió durante tres meses. No fue malo, pero su piedad se hizo algo más tibia.
  • 3ª Llamada: Al volver al pueblo siguió siendo el que había sido siempre. Intensificó la vida espiritual, meditaba mucho y leía unos evangelios que le habían dado. Se dedicó al pastoreo y a la caza, y es entonces cuando volvió a sentir la llamada de Dios, la tercera como el profeta Samuel.

Respuesta a la llamada:
Esta vez se lo tomó más en serio y para tomar la decisión marchó a Loyola (Vizcaya) del 21 al 27 de febrero de 1926 de Ejercicios Espirituales. De ellos salió medio decidido a ingresar como religioso, pero dos nuevos obstáculo se van a interponer ante la voluntad de Dios:

  • Obstáculo 1º: sus aficiones simbolizadas en la caza de palomas. Como no acaba de resolverse decidió hacer otros ejercicios en febrero de 1927. Al fin, un día de mediados de agosto de ese mismo año le dijo a su hermano mayor que se había decidido a ingresar en la Vida Religiosa; que, aunque tuviera que ir pidiendo de puerta en puerta, no dejaría de probar su vocación.
  • Obstáculo 2º: la familia, simbolizada en la enfermedad terminal de su anciano padre. Este moría el 18 de mayo de 1928. Solucionado ya este último obstáculo buscó dónde encaminar sus pasos. Primero pensó en ser Jesuita, pero el Sr. Cura lo encaminó a los Redentoristas.
El 31 de mayo de ese mismo año, a los 26 años de edad, entraba como Postulante en la Comunidad Redentorista de Pamplona (Navarra).

José Joaquín se convierte en el H. Pascual
Vida como Religioso de la Congregación del Santísimo Redentor


Comunidad de Astorga (León) 1933.
H. Pascual el 3º de la derecha de la penúltima fila
El 31 de mayo de 1928 entraba por las puertas de San Ignacio, Comunidad de los Redentoristas en Pamplona (Navarra). A los quince días tomaba el tren camino de El Espino (Burgos), donde hizo seis meses de postulantado. Le costó hacerse al nuevo ritmo de vida, pero el día de la Virgen del Perpetuo Socorro (27 de junio) desaparecieron sus vacilaciones. Durante los seis meses que estuvo allí, se encargó de las cuadras. El 31 de diciembre de 1928 llegaba a la Casa Noviciado en Nava del Rey (Valladolid). Estuvo algo más de un año como postulante, acostumbrándose al ritmo que allí se marcaba y el 23 de febrero del año siguiente vistió el hábito redentorista y comenzó el Noviciado dirigido por el Maestro, el R.P. Rafael Cavero. Después de un año de Noviciado, profesó el 24 de febrero de 1930. Para significar el cambió de vida adoptado cambió de nombre, y en vez de ser llamado por José Joaquín comienza a responder por el de C.H. Pascual. La impresión que en el P. Maestro dejó fue la de una persona con gran espíritu religioso y de piedad, serio, prudente, humilde y trabajador.

Emitidos ya sus votos temporales, sale de Nava de Rey (Valladolid) el 1 de marzo de 1930 camino de Astorga (León), donde le encargan los oficios de las cuadras y el de cocinero segundo. En esta comunidad estará hasta finales de 1934. En Astorga le tocó contemplar la revolución de Asturias de octubre de 1934, que en Astorga tuvo un eco especial. De este periodo se conserva una carta dirigida a su familia en la que les dice:
  
H. Pascual en 1934 en Astorga. (1º de 2ª fila desde atrás)
"Astorga (León), 21 de Diciembre de 1934. ... Tengo el gusto de dirigiros un cordial saludo a toda la familia: supongo que todos estarán bien, yo sin novedad gracias a Dios, a pesar de tantos rumores y movimientos revolucionarios, pero estos nada nos han turbado, andan como perros rabiosos alrededor nuestra; se ve que la mano de Dios los detiene, todas las revoluciones del mundo nada nos podrán hacer si nosotros somos fieles a Dios, lo más temible es nuestra infidelidad…"

El 23 de diciembre de 1934 va destinado al Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid, el escenario de su martirio. Hará su Profesión Perpetua el 24 de febrero de 1935. Durante el año y medio que va a estar en Madrid, trabajará en la cocina. Va a vivir las elecciones de 1936 y la quema de varias iglesias. Eco de la situación convulsa que se vive en la capital es la carta que escribe a su hermano Joaquín el 23 de abril de 1936:

"Mi estimado hermano y demás familia en N.S. Jesucristo. Yo he esperado a escribir a ver si venían tiempos mejores para comunicarles, pero esto se va poniendo cada vez mas oscuro, si Dios no remedia, mal camino lleva la situación actual; nosotros estamos bien hasta ahora. Aquí quemaron 2 ó 3 iglesias pero la nuestra no. Adoremos los justos juicios de Dios porque, para ir al Cielo hay que hacerse violencia. Supongo que todos estaréis bien, y recen todos los días el santo rosario solo Dios nos puede salvar, de Andalucía cuentan cosas muy tristes….”
La impresión que dejó entre aquellos que le conocieron como religioso es el de una persona muy buena y sencilla, afable y humilde, con una honda experiencia de Dios que se ve manifestado en la vivencia de las virtudes en grado heroico.

Persecución y martirio del Siervo de Dios

El H. Pascual al salir de casa el día 21 de julio de 1936, fue junto con el H Aniceto Lizasoaín a la casa de Dª Emilia Alcázar, madre del R.P. Antonio Hortelano, situada en la vecina calle de Nicasio Gallego nº 1. Allí estuvo unos tres días, y tuvo que salir porque le seguían la pista, como si tuvieran interés en cogerle; esta impresión quedó confirmada cuando fue detenido en casa de los Sres. Nandín, en donde uno de los milicianos dijo: “A este pájaro veníamos buscando y no se nos podía escapar” (Concepción Fernández de la Puente, Viuda de González Nandín, Carta manuscrita dirigida al R..Colmenares … Cádiz, 14 de octubre de 1952). Durante este tiempo, en medio de del miedo y la incertidumbre e los contecimientos, no paraba de rezar; siempre que Dª Emilia Alcázar entraba en su habitación para ver como estaba, se lo encontraba de rodillas, en silencio y rezando. Un día le dijo “No me importa morir, con tal que España se salve”. Por el peligro que corría en aquella casa, tuvo que cambiarse por el S.D. Rafael Perea (C.H. Máximo) e irse con el S.D. José Mª Urruchi a la casa de los Sres. De Nandín, en la Calle Manuel Silvela, nº 3, piso 1º. 
C. Manuel Silvela nº 3, piso 1º.

En la casa de D. Roberto González Nandín y Dª Concepción La Puente ambos religiosos como monjes, dedicándose a llevar una intensa vida de piedad, pasándose el día rezando. “Su vida era estar en sus habitaciones o en la capilla donde estaba el Santísimo, y por las noches se pasaba también mucho tiempo allí, pareciéndome a mí que el Hermano, más. Esto no sé si a mi manera de ver o por mostrarse más comunicativo el Hermano, manifestaba más ánimo en todo momento; pero resignados y con conformidad los dos … Siempre se los vio contentos y dándonos ejemplo de humildad, paciencia y conformidad, así como de mortificación en las comidas; pero como debo decir toda la verdad... todo esto lo vi más marcado en el Hermano” (Concepción Fernández de la Puente, Viuda de González Nandín, Vidas del R..P. José María Urruchi y del H. Pascual Hervitis …, 30 de julio de 1944).


El viernes, 21 de agosto, a las 10 de la mañana, entraron los milicianos a registrar la casa. Al descubrir a los dos redentoristas los mandaron sentar a la espera de que regresara D. Roberto y quedando un miliciano al cuidado de ellos (Concepción Fernández de la Puente, Viuda de González Nandín, Carta manuscrita dirigida al R..Colmenares … Cádiz, 14 de octubre de 1952). La esposa de D. Roberto Nandín dice que “el Hermano al enterarse que se llevaban a mi marido dijo ‘¡Dios mío que me maten a mi y no a Dn. Roberto, con lo que ha hecho con nosotros!’. Y en el momento de salir se volvió a mi suegra y a mi y nos dijo ‘que Dios les pague todo’” (Concepción Fernández de la Puente, Viuda de González Nandín, Vidas del R..P. José María Urruchi y del H. Pascual Hervitis …, 30 de julio de 1944). Los llevaron a la Checa instalada en el Palacio de Rodas, Calle Españoleto nº 19. La misma noche el portero de la casa trajo la siguiente noticia “De D. Roberto no sé nada; a los frailes los matan esta noche” (Concepción Fernández de la Puente, Viuda de González Nandín, Carta manuscrita dirigida al R..Colmenares … Cádiz, 14 de octubre de 1952).

El cadáver del Siervo de Dios fue recogido en la mañana del 22 de agosto de 1936 por la Cruz Roja en la Pradera (Pradera de San Isidro), en el término municipal de Madrid y llevado al Depósito Judicial (Registro Civil de Madrid (Chamberí), Sección 3ª, Tomo 117-2, folio 126). El cadáver del Siervo de Dios José Joaquín Erviti (C.H. Pascual) fue inhumado en el Cementerio municipal de Madrid (hoy de la Almudena) el 23 de agosto de 1936, como cadáver sin identificar en una sepultura de 4ª temporal, situada en el cuartel número 35, manzana 40, letra E, como cuerpo nº 5; allí estuvo hasta que, después de ser identificarlo a través de la fotografía del cadáver en 1945, pudo ser exhumado y llevado al Panteón de los Misioneros Redentoristas en el mismo Cementerio de la Almudena el día 24 de noviembre de 1947. Entre sus restos se encontró una medalla de San Miguel “In Excelsis” y la medalla escapulario con el Sagrado Corazón y la Virgen del Perpetuo Socorro.
ORACIÓN

Por mediación del Beato José J. Erviti (H. Pascual)

Te pido Padre que lo mismo que llamaste al beato José Joaquín para que se consagrara como Redentorista y cambiaste su nombre por el de H. Pascual, sigas llamando a personas que se unan por su consagración al Misterio Redentor de Cristo y a mi me concedas por la intercesión del Siervo de Dios y de sus compañeros de martirio ser trasformado cada día por tu Espíritu. Por Jesucristo nuestro Señor.


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