lunes, 6 de febrero de 2012

BEATO JOSÉ JOAQUÍN ERVITI INSAUSTI (C.H. PASCUAL)

Infancia de José Joaquín


Echalecu es un pequeño pueblo y capital del navarro Valle de Imoz. Allí, en la en casa Zapatañenea, situada en la calle de San Esteban, vivían en el número 19 un matrimonio vascoparlante de agricultores, llamados por Miguel Francisco Erviti Erviti y Micaela Insausti Nuín; él era del mismo pueblo; ella del vecino pueblo de Muzquiz.

El día 15 de noviembre de 1902 a las 1 de la mañana recibieron con alegría el nacimiento de su undécimo hijo, un varón que fue bautizado al día siguiente en la Iglesia Parroquial de San Esteban Protomártir con el nombre de José Joaquín. Vendría después de éste el último de los hijos.

El día 5 de septiembre de 1904 José Joaquín recibía el sacramento de la Confirmación la vecina Parroquia de San Cristóbal de Beiz de manos del Arzobispo de Pamplona, D. José López de Mendoza, que se encontraba de Santa Visita Pastoral en el Arciprestazgo de Larraun, al que pertenece Echalecu. Como ootro hermano se llamaba Joaquín, todos conocían a José Joaquín por el nombre de José.

El sacerdote del Echalecu, D. Pedro Juan Erviti y Ciganda, creó en 1903 una fundación con su patrimonio personal, dedicada a ofrecer la instrucción primaria gratuita para los alumnos del lugar. José, como era conocido, se puedo beneficiar con esta oferta del párroco, a la par que se iniciaba en la vida de piedad y ayudaba en casa cuidando del ganado: “mi oficio era ayudar a misa, ir a la escuela y cuidar el ganado” (Curriculum vitae, p. 1). A los siete años perdió a su madre, y su vida sintió un vacío. Además de ir a la escuela, y cuidar el ganado y ayudar a la Eucaristía adquirió la costumbre de la confesión y comunión frecuente, que nunca abandonó: de niño cada semana y cuando fue adulto todos los meses. Esta vida de piedad fue generando en su corazón el deseo de abrazar la vocación de especial consagración a Dios.

Iglesia de Etxaleku
Vocación de José
 

“… no sé de donde se me vino otra vez el deseo de dejar el mundo y el celo de los infieles. Me puse a pensar seriamente y dije entre mi que aquella era la tercera vez y que tenía mucho significado la tercera vez. Empecé a temblar que aquella seria un llamamiento y tal vez la ultima” (Curriculum vitae. pp. 3-4).

José relee su llamada vocacional desde la del profeta Samuel y descubre como recibió por tres veces la llamada de Dios.

  • 1ª Llamada: A los 14 años se despertó en él el deseo de ser sacerdote; se lo trasmitió a su padre, en el que se encontró una oposición. Pasaron 2 años y cuando tenía ya 16 años y su padre ya estaba dispuesto a que estudiara para sacerdote, pero se desanimó por tener que estudiar.
  • 2ª Llamada: Cuando contaba 18 años sintió uno deseo grande de ser religioso e incluso Misionero, pero entonces se sintió demasiado atado a su tierra. Se fue dando mil escusas para no responder a la llamada, creyendo que serían ilusiones suyas. Estando con esos pensamientos le llegó el momento de cumplir con el servicio militar obligatorio, se alistó en la Caja de reclutas como soldado de cuota; se trasladó a Pamplona, a la casa de un primo, para hacer la instrucción militar. En 1923 comienza la guerra de Marruecos y teme ser movilizado. Se produce en ese momento un retomar la vida de piedad y la oración, asistiendo todos los días a la Eucaristía. “El día del sorteo me confesé y me comulgué e hice un acto de conformidad con la voluntad de Dios, dije que no pedía expresamente que saliera libre, pero que me librara de los enemigos de la guerra o sea de los mozos, y que yo estaba dispuesto a prestar servicio si su voluntad era que yo fuera soldado” (Curriculum vitae. P. 3). En el sorteo quedó libre de cupo, por lo cual regresó a su casa y volvió al cuartel al año y medio para hacer el servicio que le correspondió durante tres meses. No fue malo, pero su piedad se hizo algo más tibia.
  • 3ª Llamada: Al volver al pueblo siguió siendo el que había sido siempre. Intensificó la vida espiritual, meditaba mucho y leía unos evangelios que le habían dado. Se dedicó al pastoreo y a la caza, y es entonces cuando volvió a sentir la llamada de Dios, la tercera como el profeta Samuel.

Respuesta a la llamada:
Esta vez se lo tomó más en serio y para tomar la decisión marchó a Loyola (Vizcaya) del 21 al 27 de febrero de 1926 de Ejercicios Espirituales. De ellos salió medio decidido a ingresar como religioso, pero dos nuevos obstáculo se van a interponer ante la voluntad de Dios:

  • Obstáculo 1º: sus aficiones simbolizadas en la caza de palomas. Como no acaba de resolverse decidió hacer otros ejercicios en febrero de 1927. Al fin, un día de mediados de agosto de ese mismo año le dijo a su hermano mayor que se había decidido a ingresar en la Vida Religiosa; que, aunque tuviera que ir pidiendo de puerta en puerta, no dejaría de probar su vocación.
  • Obstáculo 2º: la familia, simbolizada en la enfermedad terminal de su anciano padre. Este moría el 18 de mayo de 1928. Solucionado ya este último obstáculo buscó dónde encaminar sus pasos. Primero pensó en ser Jesuita, pero el Sr. Cura lo encaminó a los Redentoristas.
El 31 de mayo de ese mismo año, a los 26 años de edad, entraba como Postulante en la Comunidad Redentorista de Pamplona (Navarra).

José Joaquín se convierte en el H. Pascual
Vida como Religioso de la Congregación del Santísimo Redentor


Comunidad de Astorga (León) 1933.
H. Pascual el 3º de la derecha de la penúltima fila
El 31 de mayo de 1928 entraba por las puertas de San Ignacio, Comunidad de los Redentoristas en Pamplona (Navarra). A los quince días tomaba el tren camino de El Espino (Burgos), donde hizo seis meses de postulantado. Le costó hacerse al nuevo ritmo de vida, pero el día de la Virgen del Perpetuo Socorro (27 de junio) desaparecieron sus vacilaciones. Durante los seis meses que estuvo allí, se encargó de las cuadras. El 31 de diciembre de 1928 llegaba a la Casa Noviciado en Nava del Rey (Valladolid). Estuvo algo más de un año como postulante, acostumbrándose al ritmo que allí se marcaba y el 23 de febrero del año siguiente vistió el hábito redentorista y comenzó el Noviciado dirigido por el Maestro, el R.P. Rafael Cavero. Después de un año de Noviciado, profesó el 24 de febrero de 1930. Para significar el cambió de vida adoptado cambió de nombre, y en vez de ser llamado por José Joaquín comienza a responder por el de C.H. Pascual. La impresión que en el P. Maestro dejó fue la de una persona con gran espíritu religioso y de piedad, serio, prudente, humilde y trabajador.

Emitidos ya sus votos temporales, sale de Nava de Rey (Valladolid) el 1 de marzo de 1930 camino de Astorga (León), donde le encargan los oficios de las cuadras y el de cocinero segundo. En esta comunidad estará hasta finales de 1934. En Astorga le tocó contemplar la revolución de Asturias de octubre de 1934, que en Astorga tuvo un eco especial. De este periodo se conserva una carta dirigida a su familia en la que les dice:
  
H. Pascual en 1934 en Astorga. (1º de 2ª fila desde atrás)
"Astorga (León), 21 de Diciembre de 1934. ... Tengo el gusto de dirigiros un cordial saludo a toda la familia: supongo que todos estarán bien, yo sin novedad gracias a Dios, a pesar de tantos rumores y movimientos revolucionarios, pero estos nada nos han turbado, andan como perros rabiosos alrededor nuestra; se ve que la mano de Dios los detiene, todas las revoluciones del mundo nada nos podrán hacer si nosotros somos fieles a Dios, lo más temible es nuestra infidelidad…"

El 23 de diciembre de 1934 va destinado al Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid, el escenario de su martirio. Hará su Profesión Perpetua el 24 de febrero de 1935. Durante el año y medio que va a estar en Madrid, trabajará en la cocina. Va a vivir las elecciones de 1936 y la quema de varias iglesias. Eco de la situación convulsa que se vive en la capital es la carta que escribe a su hermano Joaquín el 23 de abril de 1936:

"Mi estimado hermano y demás familia en N.S. Jesucristo. Yo he esperado a escribir a ver si venían tiempos mejores para comunicarles, pero esto se va poniendo cada vez mas oscuro, si Dios no remedia, mal camino lleva la situación actual; nosotros estamos bien hasta ahora. Aquí quemaron 2 ó 3 iglesias pero la nuestra no. Adoremos los justos juicios de Dios porque, para ir al Cielo hay que hacerse violencia. Supongo que todos estaréis bien, y recen todos los días el santo rosario solo Dios nos puede salvar, de Andalucía cuentan cosas muy tristes….”
La impresión que dejó entre aquellos que le conocieron como religioso es el de una persona muy buena y sencilla, afable y humilde, con una honda experiencia de Dios que se ve manifestado en la vivencia de las virtudes en grado heroico.

Persecución y martirio del Siervo de Dios

El H. Pascual al salir de casa el día 21 de julio de 1936, fue junto con el H Aniceto Lizasoaín a la casa de Dª Emilia Alcázar, madre del R.P. Antonio Hortelano, situada en la vecina calle de Nicasio Gallego nº 1. Allí estuvo unos tres días, y tuvo que salir porque le seguían la pista, como si tuvieran interés en cogerle; esta impresión quedó confirmada cuando fue detenido en casa de los Sres. Nandín, en donde uno de los milicianos dijo: “A este pájaro veníamos buscando y no se nos podía escapar” (Concepción Fernández de la Puente, Viuda de González Nandín, Carta manuscrita dirigida al R..Colmenares … Cádiz, 14 de octubre de 1952). Durante este tiempo, en medio de del miedo y la incertidumbre e los contecimientos, no paraba de rezar; siempre que Dª Emilia Alcázar entraba en su habitación para ver como estaba, se lo encontraba de rodillas, en silencio y rezando. Un día le dijo “No me importa morir, con tal que España se salve”. Por el peligro que corría en aquella casa, tuvo que cambiarse por el S.D. Rafael Perea (C.H. Máximo) e irse con el S.D. José Mª Urruchi a la casa de los Sres. De Nandín, en la Calle Manuel Silvela, nº 3, piso 1º. 
C. Manuel Silvela nº 3, piso 1º.

En la casa de D. Roberto González Nandín y Dª Concepción La Puente ambos religiosos como monjes, dedicándose a llevar una intensa vida de piedad, pasándose el día rezando. “Su vida era estar en sus habitaciones o en la capilla donde estaba el Santísimo, y por las noches se pasaba también mucho tiempo allí, pareciéndome a mí que el Hermano, más. Esto no sé si a mi manera de ver o por mostrarse más comunicativo el Hermano, manifestaba más ánimo en todo momento; pero resignados y con conformidad los dos … Siempre se los vio contentos y dándonos ejemplo de humildad, paciencia y conformidad, así como de mortificación en las comidas; pero como debo decir toda la verdad... todo esto lo vi más marcado en el Hermano” (Concepción Fernández de la Puente, Viuda de González Nandín, Vidas del R..P. José María Urruchi y del H. Pascual Hervitis …, 30 de julio de 1944).


El viernes, 21 de agosto, a las 10 de la mañana, entraron los milicianos a registrar la casa. Al descubrir a los dos redentoristas los mandaron sentar a la espera de que regresara D. Roberto y quedando un miliciano al cuidado de ellos (Concepción Fernández de la Puente, Viuda de González Nandín, Carta manuscrita dirigida al R..Colmenares … Cádiz, 14 de octubre de 1952). La esposa de D. Roberto Nandín dice que “el Hermano al enterarse que se llevaban a mi marido dijo ‘¡Dios mío que me maten a mi y no a Dn. Roberto, con lo que ha hecho con nosotros!’. Y en el momento de salir se volvió a mi suegra y a mi y nos dijo ‘que Dios les pague todo’” (Concepción Fernández de la Puente, Viuda de González Nandín, Vidas del R..P. José María Urruchi y del H. Pascual Hervitis …, 30 de julio de 1944). Los llevaron a la Checa instalada en el Palacio de Rodas, Calle Españoleto nº 19. La misma noche el portero de la casa trajo la siguiente noticia “De D. Roberto no sé nada; a los frailes los matan esta noche” (Concepción Fernández de la Puente, Viuda de González Nandín, Carta manuscrita dirigida al R..Colmenares … Cádiz, 14 de octubre de 1952).

El cadáver del Siervo de Dios fue recogido en la mañana del 22 de agosto de 1936 por la Cruz Roja en la Pradera (Pradera de San Isidro), en el término municipal de Madrid y llevado al Depósito Judicial (Registro Civil de Madrid (Chamberí), Sección 3ª, Tomo 117-2, folio 126). El cadáver del Siervo de Dios José Joaquín Erviti (C.H. Pascual) fue inhumado en el Cementerio municipal de Madrid (hoy de la Almudena) el 23 de agosto de 1936, como cadáver sin identificar en una sepultura de 4ª temporal, situada en el cuartel número 35, manzana 40, letra E, como cuerpo nº 5; allí estuvo hasta que, después de ser identificarlo a través de la fotografía del cadáver en 1945, pudo ser exhumado y llevado al Panteón de los Misioneros Redentoristas en el mismo Cementerio de la Almudena el día 24 de noviembre de 1947. Entre sus restos se encontró una medalla de San Miguel “In Excelsis” y la medalla escapulario con el Sagrado Corazón y la Virgen del Perpetuo Socorro.
ORACIÓN

Por mediación del Beato José J. Erviti (H. Pascual)

Te pido Padre que lo mismo que llamaste al beato José Joaquín para que se consagrara como Redentorista y cambiaste su nombre por el de H. Pascual, sigas llamando a personas que se unan por su consagración al Misterio Redentor de Cristo y a mi me concedas por la intercesión del Siervo de Dios y de sus compañeros de martirio ser trasformado cada día por tu Espíritu. Por Jesucristo nuestro Señor.


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DETENIDOS EN LA CÁRCEL MODELO

domingo, 15 de enero de 2012

BEATO JOSÉ MARÍA URRUCHI ORTIZ


Infancia y vocación del Siervo de Dios

José María es el más joven de los mártires Redentoristas. No contaba más que 27 años cuando su vida quedó truncada.

Nació en el pueblecito burgalés de Ayuelas, un día 17 de febrero de 1909 a las 4 de la tarde (Registro Civil de Miranda de Ebro (Burgos), Sección 1ª, Tomo 8, página 9). Era hijo del señor Marcos y de la señora Laureana, un matrimonio de labradores humildes y muy religiosos domiciliado en la calle de la Iglesia del barrio de Arriba. Recibió el Bautismo a los dos días de nacer, el 19 de febrero recibiendo el nombre de José María y por abogado a San Julián Mártir (Parroquia de Ayuelas (Burgos), Libro de Bautizados nº 5, folio 87-88, nº 207). Contaba José Mª con algo más de un año, cuando el Sr. Arzobispo de Burgos D. Benito Murúa y López hizo la Visita pastoral a la Parroquia de San Andrés, única de Ayuelas y le confirió el Sacramento de la Confirmación junto a todos los niños un 18 de mayo de 1910 (Parroquia de Ayuelas (Burgos), Libro de Confirmados nº 5, folio 8 vto.); imaginamos que para tal momento, aún iba en brazos de su madre por el pasillo de la iglesia.

Desde pequeño recibió una buena formación en la piedad que despertó en él deseos hacia a la vida religiosa y a la piedad. Pronto comenzó a ayudar a misa al Párroco del pueblo. También comenzó a frecuentar El Espino, distante 3 km., donde solían ir a diversas celebraciones en el año, y comenzó a tomarle cariño; soñaba con ingresar allí como jovenista. Y los sueños hicieron que su corazón se inclinara aún más hacia la vida religiosa pero a los deseos se imponía la realidad: la familia era pobre; sólo podría ser religioso o sacerdote si el párroco, D. Francisco, los ayudaba. Pero muerto este sacerdote, sintió el niño José María cómo sus esperanzas se desvanecían.

Vista de Ayuelas (Burgos)
En 1920 predicaron los PP. Echeberría y Posado, dos Misioneros de El Espino, la Misión en Ayuelas. El P. Echeberría tomó cariño a aquel niño que todos los días le ayudaba a Misa y que ya contaba con unos 11 años; habló con sus padres para ver si querían enviarlo para ser futuro Misionero; pero la carencia de recursos fue el obstáculo para su entrada en El Espino. Conmovido, el Redentorista hizo gestiones con otras Congregaciones, y al final consiguió que le admitiesen los Agustinos de Valencia de Don Juan (León).

Urruchi (fila 1ª- 1º derecha) con compañeros en El Espino
Mientras llegaba el momento de irse con los Agustinos, un día fue al Espino para acompañar y despedirse de un amigo suyo que iba a ingresar. Así nos lo cuenta José María: “Llegamos al Espino e inmediatamente salió a recibirnos el Padre Director que por cierto, lo hizo con extraordinaria bondad. Después de habernos saludado entablamos conversación como es natural, y al verme a mi como a un extraño me preguntó la causa y si quería ser fraile. Entonces yo con cierta alegría por una parte, porque ese era el objeto de mis anhelos y por otra con cierta tristeza pensando que mis Padres no podían conseguirlo, respondí: “Ya lo creo que quiero”. ¿Entonces cómo no vienes con nosotros? Y yo no queriendo confesar que mis Padres eran pobres dije que no querían. Pero … en mi lugar respondió el padre de mi compañero, diciendo que no podían a causa de su pobreza. Entonces el Padre Director viendo que a caso se podía arreglar la dificultad, me encargó que avisara a mi Padre para que fuese al Espino a tratar con él el asunto. Y en efecto, así lo hice, volviendo mi Padre por la tarde al Espino en donde después de larga entrevista se arreglaron las cosas, … Ocho días tardó en venir (que se me hicieron siglos porque ya no podía parar en casa a causa del fastidio y tedio que sentía) la respuesta mil veces dichosa y esperada. Tan pronto como me lo comunicó mi Madre casi llorando de alegría corrí desatado a decírselo a mi Padre.” (Curriculum de Noviciado del H. Urruchi, pp. 4-5). El Director, R.P. Cipriano Zabalza le abrió las puertas del Espino el 21 de septiembre de 1921, día en que José Mª, llorando de alegría, escribe él, hacía su ingreso.

Urruchi (fila 2ª- 2º derecha) con compañeros en El Espino
En el Espino tuvo como formadores a dos grandes forjadores de personas, los PP. Zabalza (Director) y Manuel Pérez. Allí estuvo 5 cursos (1921-1926); en ellos lo que más le costó fue el sacar adelante los estudios. Tenía tanta dificultad, que por mucho que estudiaba apenas daba para el aprobado. A este problema se unió una enfermedad en los ojos que le dificultaba el estudio. Con tanta dificultad, Jose María nunca se vino abajo. Tenía claro que quería Misionero Redentorista y ordenarse sacerdote; y era tanto su deseo que le motivó para vencer todas las dificultades y nunca perdió la esperanza.

José Mª Misionero redentorista

En julio de 1926 sale de El Espino y toma el tren con dirección a Nava de Rey (Valladolid), para iniciar el Noviciado. El 23 de agosto viste el hábito Redentorista, iniciando el año de Noviciado bajo la tutela del P. Rafael Cavero, que termina con la profesión el 24 de agosto de 1927.

Continuó con su preparación en Astorga (León) donde estudia la Filosofía, Teología y Moral los años 1927-1932, con el P. Prefecto Carlos Otero. Le costaron mucho, requiriéndole mucho más esfuerzo que el resto de sus compañeros para obtener calificaciones menores que ellos. Sin embargo, su esfuerzo y tenacidad hicieron que fuera posible el terminarlos. El 15 de septiembre de 1930 hace su Profesión Perpetua, puerta que le dará acceso a la Ordenación, que le confiere el Obispo de Astorga, D. Antonio Senso Lázaro, en la Capilla del Seminario Diocesano, el día 20 de octubre de 1932. Pero la dificultad para el estudio no fue su única cruz. En el Estudiantado se le desataron los escrúpulos. La terminación de los estudios no puso término a sus sufrimientos.

Urruchi (encuadrado) en Astorga con los Estudiantes Redentoristas.
Acabados los estudios en julio de 1833, fue a Nava del Rey (Valladolid) durante seis meses a hacer su Segundo Noviciado. Terminado éste en febrero de 1934 es destinado a La Coruña. En junio del mismo año se traslada a Cuenca, donde predicó alguna Misión. A mediados de 1935 va a Vigo y de Vigo, en octubre del mismo año viene a Madrid, donde permaneció hasta su muerte.

La impresión que dejó fue la de persona muy humilde, sencillo y muy bondadoso y amable. Un compañero y del vecino pueblo de Santa Gadea del Cid (Burgos), hace de él este retrato: “Nuestro P. Urruchi fue siempre modelo de estudiantes y modelo de religiosos, aplicado al estudio, amigo de la vida recogida, humilde, amante de la oración y sufrido. Nadie le quiso mal y no ofendió a ninguno. Dotado de poquísimo talento encontró aquí un Calvario que le seguirá a todas partes. Esta cortedad de talento, con las humillaciones que le acarreó llegó a minar peligrosamente su salud. No supo luchar con la desgracia y contra una existencia llena de obstáculos y se hizo escrupuloso, tímido, reservado...”.

Persecución y martirio del Siervo de Dios

El P. José María salió de la residencia del Perpetuo Socorro de Madrid el día 20 de julio junto al C.H. Máximo y se refugiaron en el piso 2º del número 3 de la calle Manuel Silvela, en casa de D. Roberto González Nandín y Sobrino; un gaditano profesor de Derecho Mercantil, muy religioso, que viví junto a su esposa Concepción Fernández La Puente y su madre Francisca Sobrino. La familia se sintió muy contenta de pode acoger a los dos religiosos. A los pocos días de su estancia en esta casa el H. Máximo cambió su refugio por el H. Pascual que corría peligro donde se encontraba. A partir de ese momento la vida y pasión del P. Urruchi camina paralela con la del H. Pascual (SdD. José Erviti).

En la casa de los Sres. González-Nandín vivieron ambos como en un convento, con una intensa piedad, pasándose el día rezando. En la casa había un oratorio y José Mª Urruchi pudo celebrar todos los días. La señora Concepción Fernández escribía de ambos: “Sus vidas eran estar en sus habitaciones o en la capilla donde estaba el Santísimo, y por las noches se pasaba también mucho tiempo allí, … resignados y con conformidad los dos …” (Carta manuscrita dirigida al P. R..Colmenares … Cádiz, 14 de octubre de 1952). “Siempre se los vio contentos y dándonos ejemplo de humildad, paciencia y conformidad, así como de mortificación en las comidas” (Dª. Concepción Fernández, Vidas del R.P. José María Urruchi y del H. Pascual Erviti. Cádiz, 30 de julio de 1944). Sin embargo, al P. Urruchi se le veía preocupado por el miedo a lo que pudiera acontecerles.

Allí estuvieron los dos religiosos, como en su propia casa, hasta el 21 de agosto de este año de 1936. El viernes 21 de agosto, sobre las 10 de la mañana, entraron los milicianos a registrar la casa. Mandaron sentar a los dos redentoristas, quedando un miliciano al cuidado de ellos. Como no estaba D. Roberto, el dueño de la casa, mandaron a su oficina a una de las muchachas de servicio para llamarlo. Después del registro se los llevaron a los tres, que “salieron tranquilos...” según vio la Dª Concepción.

Panteón de los Redentoristas en Madrid
Un joven de 17 de la Acción Católica del Centro del Corazón de María, que fue detenido el 20 de agosto por unos milicianos a las órdenes de un policía llamado Agapito Sainz y llevado al Comité Provincial de Salud Pública instalado en el Círculo de Bellas Artes (Cf. Copia mecanografiada de la ficha realizada en el momento de la detención de Rafael Arrizabalaga Español archivada en el Archivo General de la Dirección General de Seguridad: AHN., FF.CC., Legajo 1800/2, Estado B, Relación 2, Ficha nº 259). “… Al salir le vendaron los ojos, lo subieron a un coche y lo llevaron a … Él iba pidiendo en su interior: ‘Señor, Virgen mía, que me lleven a donde pueda confesarme?. Y no sabe el lugar donde los encontró. Sospecha que fue en el Palacio de Rodas, calle Españoleto. Allí estaban nuestros dos redentoristas. Y declara que rezaron hasta el final. ‘Lo último que recé allí fueron las tres avemarías con ellos’. A él le dieron la libertad. Salió con los ojos vendados. Se vio libre en la plaza de Olavide” (J. Mª Ibarrola, Nuestros mártires. P. José Mª Urruchi y H. José Erviti en Revista el Perpetuo Socorro, Vol. XLI, núm. 582 (abril 1940), p. 135).

Todo fue muy deprisa, pues la misma noche del 21 de agosto el portero de la casa contestó a la señora de D. Roberto Nandín, que le pidió noticias de los detenidos: “De D. Roberto no sé nada; a los frailes los matan esta noche” (Carta de Concepción Fernández… Cádiz, 14 de octubre de 1952).

Un médico amigo y vecino del Sr. Nandín se encontró con el cadáver de éste el 23 de agosto en el Depósito Judicial, con una ficha que decía: “Traído de Getafe”. A su lado había dos cadáveres, que el médico vecino de la familia no pudo identificar; es de suponer que serían los de los dos Redentoristas que fueron detenidos y llevados con él.

El cadáver del P. José Mª Urruchi fue recogido por la Cruz Roja en una cuneta de la Carretera de Andalucía en la mañana del 22 de agosto, y llevado al depósito Judicial; fue inhumado en el Cementerio Municipal de Madrid (hoy de la Almudena) el 23 de agosto (Registro Civil de Madrid-Chamberí, Sección 3ª, Libro 117, folio 122 vto, nº 930) en una sepultura de 4ª temporal, es decir en fosa común; allí reposaron sus restos hasta que el 24 de noviembre de 1947.

En 1945 el cadáver fue identificado gracias a las fotografías practicadas en el Depósito forense de los cadáveres sin identificar; en 1947 pudo ser exhumado y trasladado junto el del S.D. José Erviti (C.H. Pascual) al Panteón que los Misioneros Redentoristas poseen en ese mismo Cementerio madrileño donde reposan hasta el día de hoy.

Rafael Arrizabalaga
Nota sobre Rafael Arrizabalaga Español: Rafael Arrizabalaga, el joven que se encontró a José Mª y fue puesto en libertad, de nuevo fue detenido el 5  de octubre de 1936, en unión de su hermano Mariano (seminarista de Comillas) y llevado a la Cárcel Modelo a la Galería 5ª, donde estuvo preso el P. José Mª Ibarrola y le contó el episodio narrado. El 7 de Noviembre fue extraído de la cárcel y martirizado en Torrejón de Ardoz (Madrid) el día 8. Había nacido en Barbastro (Huesca) el 22 de noviembre de 1919 y era hijo de Joaquín y de Teresa; educaado en el Colegio de los Escolapios de aquella ciudad, donde inició junto a su hermano la Acción Católica. En 1934 se trasladó junto a toda la familia a Madrid, donde se afilió al centro de A. Católica del Santuario del Corazón de María de Madrid. Persona con gran celo y entusiasmo.

ORACIÓN
(PARA USO PRIVADO)

Por mediación del S. de Dios José María Urruchi Ortiz

Te pido Padre, que a ejemplo de tu Siervo José María, busque como ser colaborador de tu obra de salvación y por su mediación aumenta en mi corazón los deseos de agradarte y servirte y la fortaleza para vencer mis lagunas personales. Por Jesucristo nuestro Señor.


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DETENIDOS EN LA CÁRCEL MODELO

domingo, 25 de diciembre de 2011

EL LLANTO DE JESÚS

P. Manuel Gil de Sagredo. 
Meditación Navideña (Diciembre 1943) dirigida a las Marías del Redentor.

Virgen con el niño en marfil traida de China
(Conservada en el Museo misionero de los
Redentoristas de Astorga - León)
Entra en la Gruta de Belén y contempla el espectáculo más encantador que jamás han contemplado los siglos. Un Dios envuelto en pañales, tiritando de frío, llorando de pena … la Madre Inmaculada y su padre putativo qué atónitos y compasivos le contemplan.

¿Por qué llora Jesús? Llora porque tiene frío … llora porque ve a su Madre pobre y sin albergue donde cobijarse …. Llora sobre todo porque se ve rechazado de los suyos… llora porque al abrir sus ojos a la luz, ve al mundo envuelto en tinieblas…. Y en su llanto no tiene más consuelo que los brazos de su Madre querida que lo estrechan fuertemente contra su pecho cubriéndole de besos…

Jesús ahora también llora…. Las causas son las mismas, vive en sus Misioneros, siente sus necesidades materiales… falta de vestido en el crudo invierno… falta de albergue… falta de iglesias… falta donde cobijarse sus miembros desvalidos… Y exclama extendiendo su mano para pedir una limosna. “Lo que hicierais al más pequeño de los míos a mí me lo habéis hecho”.

Pero sobre todo Jesús en sus Misioneros siente sed de personas … sed de amor… sed de apóstoles que con sus sudores y fatigas le lleven a otras personas … y llora porque aún hay corazones que siguen envueltos en tinieblas y los apóstoles son tan escasos….

Alma querida al contemplar estos días a Jesús Niño, piensa en su llanto y consuélale como la Virgen Madre, tomándole en tus brazos, apretándole contra tu pecho y cubriéndole de besos, que es lo que haces cada vez que le asistes en la persona de sus Misioneros, procurándoles limosnas que cubran las necesidades materiales, oraciones y sacrificios que hagan más fructífero su sagrado ministerio. Con estos pensamientos alienten tu vida misionera en retaguardia. Que respondas a la realidad siendo para Jesús en sus Misioneros, Madre, y con ellos Redentora a ejemplo de la Madre Inmaculada que hoy contemplas al lado de la Cuna del Redentor.

sábado, 24 de diciembre de 2011

BEATO ANICETO LIZASOAIN LIZASO

Infancia y vocación del Siervo de Dios


En la falda de la sierra de Aralar, coronada por el Santuario de San Miguel, se haya el pueblecito de Irañeta (Navarra). El día 17 de abril del año 1877, a las 8 de la noche en el número 17 de la calle de San Juan, daba a luz Francisca Lizaso un hijo varón (Registro Civil de Irañeta (Navarra), Sección 1ª, Libro 1º, folio 13, Número, 15). Antes de acostarse, Miguel Ángel Lizasoain, el padre de la criatura, fue a la casa parroquial para avisar al Sr. Cura de que iría a bautizarle. Al día siguiente el niño recibía el Bautismo de manos del Coadjutor, D. Manuel Irañeta, quien le puso por nombre Aniceto (Parroquia de San Juan Bautista de Irañeta (Navarra), Libro de Bautismos nº 3, fol. 92, nº 6). El 30 de agosto de 1878, cuando Aniceto contaba con algo más de un año recibía el Espíritu Santo mediante el Sacramento de la Confirmación, que le fue conferido en la misma Iglesia, por el Obispo de Pamplona Mons. José Oliver (Parroquia de San Juan Bautista de Irañeta (Navarra), Libro de Confirmados, 1º, folio 43).

Su infancia transcurrió en el pueblo natal, donde fue creciendo en el seno de una familia de lengua euskera y muy cristiana. El recuerdo que de su infancia queda entre aquellos que le conocieron, nos lo trasmite D. Saturnino Zubeldía, el sacerdote que en 1944 pastoreaba Irañeta, en una carta: “Era buen muchacho, obediente, piadoso, respetuoso con sus padres y mayores, un buen compañero en los juegos, que siempre eran honestos, y siempre demostró mucha vocación al estado religioso”. Aniceto además de madurar su vocación en el seno familiar, compartió esta con un hermano mayor que él, que fue sacerdote de la Diócesis de Pamplona y otro hermano menor, Lorenzo Lizasoain, que profesó como religioso Marista y que murió también mártir en Toledo el 24 de agosto de 1936. Poco más sabemos de su infancia.

Iraneta (Navarra)
El 9 de septiembre de 1892, ingresó en El Espino (Burgos) como jovenista, para formarse y ser misionero Redentorista, sin apenas saber hablar en castellano. Dada su edad y a la dificultad de la lengua castellana, siempre tuvo un retraso en sus estudios. El 9 de septiembre de 1895 marcha del Espino camino de Nava del Rey para hacer el noviciado. Sólo hizo 3 años de formación preparatoria de los 5 previstos. La razón fue la guerra de Cuba; por miedo a que le llamaran a alistarse fue enviado junto a otros cuatro al Noviciado para impedir que estuvieran sujetos al servicio militar. Aunque posteriormente intentará alcanzar ese nivel académico, siempre será una dificultad en sus estudios estos 2 cursos que no cursó en El Espino.

Vida en la Congregación del Santísimo Redentor

El 15 de octubre de 1895, en Nava de Rey, viste el hábito redentorista, iniciando así su noviciado bajo la tutela del P. Colloud. Después de un año, emitirá sus votos como Hermano corista el 15 de octubre de 1896, firmando el acta con el nombre de Aniceto María Miguel. El P. Maestro en su informe destaca además de su terquedad, su carácter bueno, pacifico y humilde, aunque le ve un poco simple y muy cerrado en sus sentimientos, quizás por no hablar bien el castellano y ser de lengua madre vasca. En cuanto a los conocimientos tanto de humanidades como de retórica le parecen que son parcos, por lo cual, aunque da su voto favorable para que emita los votos, cree que antes de comenzar la Filosofía ha de completar esa formación.

Emitida su profesión fue a la Casa-Estudiantado en Astorga (León). Por consejo del Maestro, como el nivel académico que presentaba el Siervo de Dios era insuficiente para comenzar los estudios de Filosofía, se vio oportuno que realizara junto a otros compañeros los dos cursos previos, uno de Humanidades y otro de Retórica. En octubre de 1898 comenzaba la Filosofía. El 10 de septiembre de 1899, en la Iglesia de los Redentoristas de Astorga (León) recibía la Tonsura y las Sagradas Órdenes Menores de manos del Obispo de Astorga Mons. Vicente Alonso Salgado. Entre 1900 y 1902 realiza los estudios de Teología Dogmática. En septiembre de 1902 comenzará los estudios de Moral.

Al inicio de 1903, estudiando Moral, y cerca ya de su Ordenación comenzó su martirio. Los formadores creen que no tiene madurez suficiente para continuar los estudios de cara al sacerdocio. Le ofrecen dos posibilidades: abandonar la Vida Religiosa o continuar en ella como Hermano coadjutor. Parece que la única causa de esta decisión de los superiores fue el “temor fundado de que le faltara la prudencia y no tuviera el juicio necesario para el desempeño del ministerio sacerdotal” (Un testigo). No obstante, con el paso del tiempo se vio que la decisión fue demasiado precipitada y que se debiera haber sopesado más.

H. aniceto con su familia (madre y hermanos)
El de la derecha es el H. Jorge, mártir en Toledo
La disyuntiva le sume en una crisis nerviosa, ya que no llega a comprender la razón. El 20 de marzo de 1903 llegaba a la Nava del Rey (Valladolid), con un doble motivo: por un lado, para que se repusiese de la enfermedad, y por otro, para que el Maestro de Novicios le ayudase a entender la negativa de los superiores. Pero el golpe fue demasiado fuerte, su sistema nervioso llegó a descontrolarse. El 5 de mayo tuvo que salir para su casa para descansar. Cuando volvió en octubre había recobrado la tranquilidad; aunque con la intención de proseguir sus estudios; fue destinado como sacristán al Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid hasta mayo de 1904 en que toma el tren con destino a Granada, donde ingenuamente espera el momento en que de nuevo pueda continuar sus estudios; testimonio de este deseo son varias de las cartas que escribe en las que expresa su espera en la resolución de su caso. Viendo que no se abría ningún camino, de nuevo se le ofrece la disyuntiva de abandonar la Vida Religiosa o continuar como Hermano; pero era tanto el cariño que sentía hacia la Vida Religiosa y hacia la Congregación, que con dolor asumió la oferta de ser un Hermano coadjutor redentorista. Lo que no le abandonará será el sufrimiento de su sacerdocio malogrado. Con él irá durante treinta años.

En Granada estuvo desde 1904 a 1918 desempeñando tareas de sacristán, portero y diversas tareas domésticas, entre las que destaca la de ecónomo de la Comunidad. En la ciudad andaluza será testigo de la inauguración del Santuario del Perpetuo Socorro (12 de diciembre de 1913) por el Arzobispo José Menseguer.


En 1918 Aniceto es destinado a Valencia, a la Comunidad que los Redentoristas tienen en la Iglesia del Temple; allí hace de sacristán y portero los dos años que permanece en ese destino. Y de Valencia es destinado en 1920 a Madrid en 1920, donde residirá hasta su muerte. En la capital de España vivirá en las dos residencias que los redentoristas poseían: en la comunidad de San Miguel desde 1920 a 1922 cuidando del anciano y ciego P. Azevedo y a partir de mayo de 1922 va destinado al Santuario del Perpetuo Socorro, donde residirá hasta el 19 de julio de 1936 en que saldrá de la residencia para refugiarse en una casa particular. 
Comunidad de San Miguel de Madrid en 1920
H. Aniceto (2ª izq. fila trasera)

Aunque tenía un temperamento nervioso, que en determinados momentos le llevaba a perder el control, se hacía de querer por su ingenuidad. Un compañero decía de él que “en las diversas comunidades por donde pasó, fue prestando excelentes servicios, pues era hombre seguro, fiel y de buen espíritu”.

Espiritualmente era una persona con una fuerte experiencia de Dios que le va a ayudar a sobrellevar la frustración; espiritualidad muy marcada por la oración, el servicio, la humildad, el amor a la Congregación y la fidelidad a su llamada. Esta fidelidad va a quedar de manifiesto en diferentes ocasiones al insistir en el acceso al presbiterado, manifestando que no es por terquedad, sino que se trata de un asunto de conciencia: por fidelidad a la llamada de Dios. Destaca en él el amor al sacramento del sacerdocio: en repetidas veces insistió ante los superiores para que le permitieran ordenarse de presbítero y aún llevó el asunto por medio del Nuncio a la Sagrada Congregación de Religiosos, pero todos sus intentos resultaron fallidos.
Pasión y muerte
El Siervo de Dios salió de su residencia el 19 de julio de 1936, y durante las primeras semanas de la persecución estuvo refugiado en casa de Dña. Emilia Alcázar, (Calle Nicasio Gallego) cerca del Santuario del Perpetuo Socorro. Allí permaneció casi un mes; al comienzo estaba con el H. Pascual y después con el H. Máximo. Durante este tiempo se dedicaba a leer y rezar el libro de San Alfonso Práctica de amor a Jesucristo y a escribir sobre los acontecimientos que observaba en el Madrid revuelto de aquellos días. Se mostraba muy agradecido a la familia Hortelano. A aquellos que le visitaban les decía: “me encuentro bien y ya he ofrecido mi vida por Jesucristo”. Antes de salir de casa de Dña. Emilia quemó todos los escritos que le podían comprometer y dejó allí los libros piadosos. Al marcharse en un trozo de papel escribió en euskera una oración a San Miguel y la pinchó en la cortina, para que el Arcángel protegiese aquella casa de los registros.

Oración en euskera a San Miguel escrita por el H. Aniceto en agosto de 1936.
 El día 14 de agosto de 1936 se trasladó al número 15, piso 3º c-d, de la calle Larra, junto a la pensión Perpetuo Socorro, propiedad de doña María Membiela (piso 3º centro e iz). En el piso vivía una señora rusa llamada Lidia Perchine, su hijo Igor y y el músico Alexis Serikoff Avilova.
Poco tiempo estuco en ese refugio, pues el día 16 de agosto se presentaron los milicianos para un registro. La dueña presentó su documentación como rusa, y desistieron de seguir indagando; ya se marchaban cuando ésta les dice: “Tengo aquí un huésped que me entregaron “ésas” (las Membiela) y que debe ser un fraile” (Cf. Declaración de María Membiela).
Inmediatamente echaron mano del Hermano. Éste les pidió que le permitieran entrar en el cuarto de baño; allí se puso a romper papeles que le podían comprometer, como era el diario que seguía escribiendo. Como tardaba en salir y oyeron ruido de papeles, los milicianos entraron violentamente en el cuarto de baño y todavía lograron coger algunos de los papeles que bastaban para la perdición de su autor. De inmediato se lo llevaron.

Don Enrique Castillo, que se hospedaba en la pensión de las de Membiela, desde el balcón, los vio salir; según él, el Hermano iba en mangas de camisa y con las manos atadas atrás. Así entró en el coche, y parece ser que le llevaron a la checa de Bellas Artes. Al poco tiempo volvieron los milicianos y D. Enrique les oyó decir que ya se los habían liquidado. También dijeron que le quitaron las 3.000 ptas. que llevaba consigo. Al volver para llevarse a María Membiela dijeron los milicianos “ya lo hemos liquidado”.

Se da como fecha probable de su muerte el 17 de agosto, tal como aparece en un Acta de defunción del Juzgado Municipal de Chamartín de la Rosa (Registro Civil de Madrid (Chamartín), Sección 3ª, Tomo 51-24, folio 254 v.).

Aunque ésta pertenece a un cadáver sin identificar, desde las investigaciones realizadas por el P. Lucas Pérez, se ha asociado dicho cadáver al del Siervo de Dios por las iniciales con que este cadáver tenía marcada la ropa interior: A.L.:

“Aniceto Lizasoain? 964: Chamartín. 17.8.36. ‘Un cadáver sin identificar. Vestía americana y pantalón azul, camiseta blanca con iniciales A.L.; calzoncillos blancos con igual marca y calzaba alpargatas negras con suela de goma, sin calcetines, ni llevaba documentación ni objeto alguno que pudiera identificarle. Inscrito el 17 de agosto de 1936 en Reg. Civil del Juzgado de Chamartín’”
Por lo que podemos percibir en el documento, éste está escrito no por el Juez o Secretario del Juzgado Municipal, sino por uno de los testigos; tal irregularidad nos puede dar pistas de la situación que podía vivirse en ese Juzgado y nos puede dar razones de los pocos detalles que aparecen sobre el cadáver.

Según consta, la muerte debió suceder en torno a las una de la madrugada del día 17 de agosto; el cadáver fue hallado en un descampado junto al camino viejo del Cementerio de Chamartín. Este cadáver, que con total certeza pertenece al Siervo de Dios, fue inhumado en el Cementerio de Chamartín de la Rosa el mismo día 17, en el patio 2º, fila 7ª, manzana 1, número 7, cuerpo 1º. Con la construcción de la Estación de Ferrocarril de Chamartín de Madrid, el Cementerio desapareció y el cadáver fue exhumado y llevado a la Basílica de la Santa Cruz del Valle de los Caídos (Madrid) junto con otros 29 cadáveres de personas sin identificar procedentes de Chamartín. En la Basílica de nuevo fue inhumado en un columbario que se encuentra en la Capilla del Santísimo el día 9 de marzo de 1968.

ORACIÓN

(PARA USO PRIVADO)
Por mediación del S. de Dios Aniceto Lizasoain Lizaso

Padre, que concediste a tu Siervo Aniceto una admiración y un amor grande al sacerdocio, te pido me valorar la vocación sacerdotal y pedir por las vocaciones. Por Jesucristo nuestro Señor.

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